Mutando. Microcuento.

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El azul de sus ojos se volvía uno con el del mar y todos los líquidos con los que estaba constituido su cuerpo clamaban por volverse agua salada. La luna llena se reflejaba titilante en las olas y el canto ronco y fuerte que estas producían con su eterno ir y venir acabó por hechizarla.

Levantándose de su lugar en la playa caminó lenta, pero inexorablemente a la inmensidad acuática. A esa hora de la madrugada la playa estaba desierta y no hubo nadie que fuera testigo de aquel hecho: primero el mar lamió sus blanquísimos pies, pero al probar el sabor de su carne ya no la soltó, jalándola por las piernas con fuerza, la devoró completamente sin que ella opusiera resistencia, pues todo su ser ansiaba fundirse con el océano. “Cuando mueres en el mar, lo salado se vuelve dulce”, alcanzó a pensar al tiempo que mutaba a ninfa marina.

Se alejó impulsándose con su enorme cola hacia las profundidades, mientras en su larga cabellera, extendida cual bandera, se enredaban pequeños peces, caracolas y estrellas de mar. Y ya nunca más volvió a pensar en su vida terrenal, y tampoco nadie jamás la extrañó.

Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla

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28 comentarios en “Mutando. Microcuento.

  1. Profecía autocumplida o una sirena que piso la arena, creyendo que se encontraba por descubrir un nuevo mundo lejos del agua y las compañías quela acompañaban. O quizás esa extraña de desear desaparecer, porque el dolor es tan profundo que ya no vale la pena, volver a insistir. Un cálido saludo,

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  2. Precioso, Ana.

    Sé lo que es la atracción del mar y, aunque no me considero sirena, más bien tritón o mero, me encantaría dejarme arrastrar por él hacia los confines de sus profundidades, pero convertido en pez, tal vez, orca o morsa. 😜😝

    Añadido a los regalos del VadeReto. Muchas gracias.

    Abrazo grande.

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  3. Realmente es un microcuento poético, mágico, me gustó mucho como lo escribiste, realmente es muy bello. Lo contrario a las clásicas historias de sirenas que desean ser humanas, ella ansiaba unirse al mar, ser una habitante mas de las profundidades saladas.

    Un abrazo.

    PATRICIA F.

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  4. Sí Ana, tomó la decisión de acabar con su vida. Y lo hizo de una forma muy poética. No sé si, estando enferma, sería capaz de tomar una decisión tan fuerte, pero más de una vez me he imaginado cómo serían esos últimos pensamientos y sentimientos. Pero cumplir con su voluntad me parece lo más importante en estos casos.

    Gracias a ti, por escribir tu relato. Un abrazo vasco-argentino desde el buen tiempo veraniego.

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  5. Hola Ana. Tu cuento es como un poema que te arrastra al mar con su atmósfera mágica y melancólica. El azul de sus ojos fundiéndose con el océano y esa llamada irresistible del agua son imágenes que se te quedan grabadas. La transformación en ninfa, con su cabellera llena de vida marina, es bellísima, y esa frase de “lo salado se vuelve dulce” es una delicia. Es poético, hipnótico y deja un eco de libertad y tristeza al mismo tiempo. Un gran trabajo.

    Un abrazo.

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