«Tartufa» – Microteatro.

Mi participación en el reto del microteatro de Merche, escribir una pequeña pieza que incluya un personaje parecido al «Tartufo», de Moliere.

Escenario: El comedor de una casa

Personajes: Altagracia, Adelinay Manuel (marido de Adelina)

Altagracia y Adelina entran en escena, vienen de la calle, secándose el sudor.

Adelina: ¡Uff! ¡Qué alivio llegar a casa! Hacía un calor tremendo y el padre Benigno se extendió demasiado en el sermón ¿No te parece Altagracia?

Altagracia: (Persignándose exageradamente) ¡Calla! Eso que dices ofende a Dios. No hay nada mejor que pasar nuestro tiempo en la iglesia escuchando el mensaje que nuestro Señor tiene para nosotros. Yo en tu lugar reflexionaría mucho sobre esto y me arrepentiría de tan malos pensamientos. Te vendría bien rezar unos cuantos rosarios y padres-nuestros para que te des cuenta de lo mal que estás.

Adelina: (Avergonzada). Sí, tienes razón.(Animada) ¿Te ofrezco algo de tomar? Tengo agua simple o también te puedo convidar de las cervezas de mi marido. ¡Están bien heladitas!

Altagracia: (Persignándose) ¿Estás loca? ¿Cerveza? Sé que no nos conocemos de hace mucho y quizá por eso te atreves a tentarme con cerveza. (Se saca del pecho un crucifijo y se lo pone frente a la cara a Adelina, tipo escena de El Exorcista). ¡No me vuelvas a ofrecer esas bebidas del diablo! Es más, ¿dónde están? Ahorita mismo te ayudo a vaciarlas por el excusado.

Adelina: (Asustada). No, no, si no son mías, son de Manuel ¡No se las puedo tirar! Perdóname por ofrecértelas, pensé que con el calor…

Altagracia: (Interrumpe, indignada). ¡Pensaste mal! ¡Y para colmo en Domingo, que es día del Señor! (Levanta los ojos al cielo y luego se vuelve a persignar). Yo creo que te equivocas al tolerar que tu marido guarde esa bebida satánica en tu hogar.

Adelina: (Ofreciéndole a Altagracia un vaso de agua). Espero que esto sí sea de tu agrado.

Altagracia: (Muy digna acepta el agua y bebe). Bueno, y a todo esto, ¿en qué trabaja tu marido?

Adelina: Manuel es el gerente de un supermercado.

Altagracia: ¡Con razón! Los supermercados están llenos de tentaciones: vino, licores, cervezas, ¡condones! No me extraña que tu marido sea un alcohólico.

Adelina: (Molesta) ¡Oye! ¡Manuel no es alcohólico!

En ese momento se abre la puerta y entra Manuel. Altagracia se asombra y trata de taparse la cara con las manos. Sus esfuerzos resultan cómicos.

Adelina: (Extrañada de los movimientos de Altagracia). Mira Altagracia, llegó Manuel, ahora lo vas a conocer. Amor, te presento a mi amiga de la iglesia, Altagracia.

Manuel: ¡Hola! ¡Pero si yo ya conozco a esta señora! ¡Es Altagracia Carreño! La dueña de «Vinos y Licores Los Carreño»

Adelina: (Asombrada) ¿¿¿¡¡¡Quéeee!!!???

Manuel: Todas las semanas nos surte. ¿Verdad doña Altagracia? Por cierto, muchas gracias por esas muestras gratis del nuevo anís que me recomendó, está muy bueno, le voy a encargar varias cajas. Estoy seguro que se venderá muy bien.

Altagracia: (Tapándose la cara y haciendo graciosa huida). Perdón, perdón, debo irme, se me hace un poco tarde…

Autor: Ana Laura Piera

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