«Las Almas»

En este relato, se citan algunos compañeros de la comunidad de Blogers. Net. Algunos de los que me leen los conocen y los que no, los invito a que lo hagan y den clic en los enlaces para conocer blogs interesantes.

Un codazo en las costillas me sacó de golpe de mi estado soñoliento. La persona junto a mí había reaccionado cuando mi cabeza tocó su hombro. ¡El metro! Di un vistazo rápido al gráfico de las estaciones y casi agradecí el golpe: ¡Me bajaba en la siguiente! Solo que al salir del vagón, me encontré mirando el techo y las paredes color castaño claro de mi cuarto. Mi mente, arropada aún en la niebla del sueño, no funcionaba bien. La frialdad de las sábanas me era ajena, las gatas, que deberían estar acurrucadas junto a mí y dándome calor, estaban en sus camas repartidas en el piso. Me incorporé del lecho y salieron corriendo. Para mi sorpresa vi que mi cuerpo ahí seguía.

«Estoy alucinando», pensé. No era para menos, recordé los días de fiebre y tos, la dificultad para respirar y un dolor en el pecho con cada respiración que me hizo llamar al doctor. Ignoré a la demacrada criatura que yacía frente a mí, pensando que eran efectos secundarios de la medicina, como la sed implacable que sentí y que me hizo ir a la cocina por un vaso de agua. Una de las gatas, la negra con manchitas blancas en los pies, me siguió hasta la cocina, quedándose en el dintel de la puerta con la mirada fija en mí y todo su cuerpo tenso.

—Kali? ¿Qué pasa chiquita? ¿Te desperté?

Kali siguió en la puerta, confundida. Me serví agua y acerqué el vaso a mi boca. Bebí, pero el infierno no se apagó. Me encaminé a la salida y Kali se alejó de mí a toda velocidad.

De regreso en la habitación, frente a mi doble, sentí el peso de la realidad: yo estaba muerta y ese era mi cadáver. «¿Qué era yo ahora? ¿Un fantasma?» Todas mis gatas se estaban comportando igual que Kali, podían verme, mas intuían que algo había cambiado, y estaban asustadas. Sentí muchas ganas de llorar. ¡Y la sed! ¡La maldita sed!

Justo cuando estaba a punto de caer en la desesperación, de la nada, se formó una nube muy blanca en medio del cuarto. La nube rotó sobre sí misma haciéndose cada vez más grande y al alcanzar cierto tamaño comenzó a degradarse, apareciendo un joven de unos 25 años, flaco como un alfiler, muy rubio, sus ojos azules semi ocultos por unos lentes de pasta y gruesos cristales. Iba vestido con unos jeans gastados y una camiseta del último concierto de Taylor Swift.

—¿Quién eres? —pregunté. Yo estaba en shock y temblaba de arriba a abajo.

—Soy Wolf. Tu guía —dijo sacudiéndose enérgicamente de encima los últimos jirones de nube.

—¿Guiarme a dónde? ¿Al cielo? ¿Eres un ángel?

Wolf hizo un gesto de desdén y yo enloquecí:

—¿Entonces… al… infierno?

—No, no, cielo e infierno no existen. Los que han trascendido y aman la literatura viven en «Las Almas», donde encuentran consuelo, paz y alegría. Es una gran ciudad etérea, una réplica mejorada de las terrenales. ¿Vienes o no?

—¿Tengo opciones? Quizás preferiría quedarme.

—Entiendo. Hay quienes no quieren ir a «Las Almas». Creen que no deben alejarse de sus afectos, lo cierto es que una vez que mueres, ya no perteneces a este sitio.

Pensé en mis parientes: los que me habían importado ya no vivían. Luego en mis amadas gatas, en su actitud hacia mi nuevo estado. Nunca fui muy creyente ni nada parecido, pero siempre había aceptado los conceptos de «cielo» e «infierno». Y ahora este chico me decía que eso no existía, que había otra cosa. ¿Podía confiar en él? Algo me decía que sí.

—Acepto. Antes dime, ¿cómo me quito esta sed tan espantosa que tengo?

—Es normal, eso se resolverá a su debido tiempo y mientras más nos tardemos más tiempo pasará para que la apagues. La primera parada es con Maty la «vidente». Ella te dirá a qué región podrías pertenecer según el tipo de literatura que te atraiga: narrativa, poesía, dramaturgia, etc.

—¡Como el sombrero de Harry Potter! —dije soltando una risita nerviosa. Había visto todas las películas de la saga al lado de mi hijo.

—Sí, solo que Maty es más linda que el sombrero —dijo Wolf sonriendo, y ese gesto me tranquilizó un poco.

—Háblame del proceso —le dije. Tenía muchísima necesidad de beber, pero también quería estar segura de que estaba haciendo lo correcto.

—No puedo explayarme mucho. Sigue Themis, la primera guía. Ella te guiará por caminos seguros, evitando las piedras «boludas» que abundan, y que podrían hacerte resbalar y alejarte. A medio camino, el guía cambia: Marcos, con su gran experiencia te pondrá frente a las mismísimas puertas de «Las Almas».

—Está bien, dije tratando de hacer memoria: primero Maty, luego, Themis y Marcos ¿y después?

—Antes de entrar en la ciudad, debes pasar por el juicio de Cabrónidas.

—¿Un juicio? —dije desfalleciendo, pensando en todas las veces que violé los preceptos bíblicos y la Constitución.

—No te preocupes, Cabrónidas puede ser muy «cabrónidas», pero es justo.

—Ok, suponiendo que pase el «juicio»… —dije, y el tono de mi voz delató la poca fe que me tenía.

—En las puertas de «Las Almas» te recibirán Merche y José Antonio. Será un recibimiento cálido, pues así son ellos. Mientras caminan por las calles te explicarán un poco el funcionamiento de tu nuevo hogar, José Antonio señalará los lugares donde puedes encontrar los mejores chupitos y tapas. Pararán en un lugar donde te servirán tu primer vaso de cerveza «vaporosa» y ahí la sed terrenal ¡Desaparecerá! Merche te platicará de algunos proyectos a los que puedes sumarte, como «La Nube de Oro», donde el mejor relato literario gana premio, también José Antonio te hablará de su propio reto literario. Te dejarán en el taller de Dakota, ahí tendrás un momento «zen» donde purgarte de todo lo pasado para que puedas vivir a plenitud en tu nuevo hogar.

Iba yo a preguntar qué seguía, pero Wolf se adelantó impaciente:

Beatriz, (que seguro te contará algo de la historia del lugar), Nuria, y Finil serán tus «madrinas». Ellas te recogerán en lo de Dakota y te acompañarán todo el camino al Edificio del Consejo, que se parece a un templo griego, con todo y columnas y techo a dos aguas. Ahí hablarás con sLuis quien te instruirá un poco en cosas técnicas, porque, aunque somos etéreos, sabemos de algoritmos.

—Nunca pensé que en un lugar intangible se usaran ese tipo de cosas.

—De esa forma se administra todo en «Las Almas». Luego podrás ver a Tarkion, uno de los miembros del Consejo. Tarkion también es un experto en las lides informáticas, además de un cuentista notable, de hecho hay un concurso literario convocado por él y te recomiendo participar. Cuando estés lista, cerrarás los ojos y Tarkion extenderá su dedo índice derecho y serás enviada automáticamente a la región que te corresponde según lo dicho por Maty— debió ver mi cara de angustia porque agregó —¡Te prometo que no duele nada!

—Y, ¿cómo es la vida en «Las Almas»? ¿Me podré enamorar? ¿Se practican deportes?, ¿Se puede viajar?

—Ya lo descubrirás por ti misma.

Observé mi habitación y su contenido: el ordenador, las camas de mis gatas, acaricié con la mirada las viejas fotos de mis padres y hermanos, mirándome muy serios desde las paredes. En especial, la foto que estaba sobre mi mesita de noche. Ahí, mi hijo Edgar, joven y sonriente, posaba para la cámara. Días después moría en un accidente. Eso me hizo preguntar:

—¿Y mi familia?

—Allá no hay parentescos previos, todo es nuevo, incluso la apariencia, pero es posible que te encuentres almas muy afines, podrían ser gente importante de tu pasado. —Wolf se quedó callado y se quitó los lentes de pasta. Algo en su mirada me recordó a mi hijo. ¿Todavía quieres tardarte más con todas estas preguntas?

—¿Y las gatas? ¡Ellas también son familia! —dije, mirándolo también, escudriñando con esperanza su rostro. No era Edgar, ¿o sí? A él le gustaba mucho la narrativa, como a mí.

—Yo me encargaré de que acaben en un buen hogar. Te lo prometo.

—¿Eres Edgar?

El joven volvió a sonreír y esta vez no tuve dudas.

—¡Vamos! ¡Hay que apagar esa sed! Como te dije, Maty es la primera…

—¿Nos volveremos a ver? —le pregunté con un hilillo de voz.

—Sí, nos volveremos a ver.

Autor: Ana Piera.

Nota: Perdón por este relato extenso. La idea era incorporar a algunos compañeros de la comunidad de Bloguers.Net, si hubo alguien que se me haya escapado, pido disculpas, de ningún modo es intencional.

Para los amigos y lectores que todavía no están en Bloguers, lo recomiendo mucho.

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https://bloguers.net/literatura/las-almas-5/

Corazón Frío.

Mi propuesta para el I Concurso Literario IAdicto Digital de Tarkion (Miguel). Con el tema «Amor, Terror o Humor entre blogueros» con un máximo de palabras de 1200.

Una tarde lluviosa y gris, PinkyPie deambulaba en la red tratando de sacudirse la tristeza de una desilusión amorosa. Su ventanal sonaba como si mil dedos estuvieran tamborileando sobre él y opacaba el ruido que hacían las teclas del ordenador. Encontró un blog llamado «CoolProyect» que no resultaba muy atractivo y casi no tenía contenido. A Pinky se le figuró la página inacabada de algún técnico en algo, pero lo que llamó de inmediato su atención es que había una colorida caja de chat. Necesitaba desahogarse.

«Ey ¿Hay alguien ahí?»

«Hola, sí, soy CoolScoop»

El tipo era bastante divertido, aunque algo nerd, pues de la nada soltaba datos aleatorios:

«Así que rompiste con tu pareja»

«Sí, resultó que me engañaba con otra el muy cretino»

«Lo siento. ¿Sabías que las manzanas se conservan mejor en la parte más fría del frigorífico?»

«¿Qué dices? Ja, ja, ja. Eres divertido, me gusta que tratas de distraerme»

CoolScoop era lo que PinkyPie necesitaba en ese momento, alguien con quien distraerse y reír. El chico preguntó por los intereses de Pinky, ella tenía un espacio de relatos cortos que él insistió en conocer.

«Está bien Scoop, te daré el link. ¡No te burles de mis escritos! Soy una chica sensible»

A partir de ese momento, cada entrada que aparecía en el blog de PinkyPie era comentado por CoolScoop, siempre en términos benignos, que contrastaban con los de algunos otros bloguers que le hacían correcciones y sugerencias que ella no tomaba nada bien.

«No puedo con ellos, estoy recuperándome de una desilusión, no necesito que me critiquen»

«No te preocupes, a mí me gusta todo lo que escribes. Por cierto, ¿vives en un clima cálido o frío? De eso depende mucho la elección correcta de un condensador de refrigeración»

«¡Vivo en México Scoop!, y ya tengo un refrigerador. Sé que tratas de que piense en otras cosas, pero eso que haces ya resulta fastidioso»

«Lo siento»

«¿Y qué me dices de ti? ¿Dónde vives?»

«Yo vivo en el campo. Acá usamos condensadores evaporativos de agua y aire, para enfriar el refrigerante»

«¡Scoop! ¡Basta!» tecleó Pinky bastante enojada.

Durante un tiempo PinkyPie no entró a charlar con CoolScoop, mas lo extrañaba. Por su parte el chico ya no dejaba mensajes en el blog de Pinky. Un día en la caja de chat, PinkyPie no pudo evitar poner: «Te extraño». La respuesta no se hizo esperar: «Yo también».

Pinky sintió como un bálsamo en el alma ese «yo también».

En el pasado, ella se había dejado llevar por apariencias, sus novios habian sido tipos atléticos, guapos, pero todos habían resultado un fiasco. Aunque no conocia físicamente a Scoop, intuía que era un tipo adorable y aunque no resultara tan atractivo, la había enamorado su forma de ser. Decidió que era momento de arriesgarse e ir por todo:

«¿Podríamos conocernos en persona Scoop?»

Scoop tardó un poco más de lo habitual en responder. Al final le dio una dirección en el norte de California.

«¿Vives en EUA? ¿No podrías mejor tú venir a México?»

«Pinky, tengo obligaciones, la gente donde vivo depende mucho de mí. No puedo fallarles»

«¿No será una esposa e hijos verdad?» preguntó recelosa.

«No te hubiera dado la dirección si fuera el caso»

Y así fue como PinkyPie desempolvó pasaporte y visa estadounidense. Compró un boleto de avión y viajó para conocer a ese chico especial. En la aeronave iba muy nerviosa y se tomó dos cervezas para relajarse. En la aduana le hicieron preguntas incómodas y le revisaron el celular, pero nada del otro mundo. Muy pronto estaba a bordo de un taxi que la llevaría al domicilio. Su corazón latía con fuerza, como una locomotora a punto de colisionar.

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Los transeúntes la miraban con extrañeza: una chica joven y atractiva, llorando a mares sentada en una banca afuera de un «Área de Descanso», en la famosa carretera 49, muy cerca de Sacramento. Una señora de cara bondadosa se sentó a su lado y le ofreció un pañuelo de papel.

«¿Qué pasa bonita?», le preguntó en inglés.

Pinky no dejaba de llorar y hacer pucheros, pero alcanzó a contestar, también en inglés, aunque con un fuerte acento mexicano:

«¡Es un maldito refrigerador! ¡El chico que vine a conocer es un refrigerador! ¡Me quiero morir!»

Dentro del «Área de Descanso» un moderno refrigerador comercial marca Invenda, gris, de formas suaves y lustrosas, con smart lock, conectividad a internet, IA integrada, pagos QR, y con tarjeta, además de un extenso surtido de bebidas y golosinas, había perdido de súbito su temperatura interna. Se conectó a su página personal en la red: «Cool Proyect», y escribió en la caja de chat:

«Me rompiste el termostato».

782 palabras.

Autor: Ana Piera.

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«Corazón Frío» en la revista digital Masticadores Sur AQUÍ

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Desamor. Microrrelato.

Mi propuesta para el reto de El Tintero de Oro de marzo 2025: Escribir un relato de desamor en no más de 250 palabras.

Con los ojos empañados, las manos temblorosas y sintiéndose una estúpida, digitó la intrincada contraseña que en un tiempo significó la puerta a la felicidad.

El blog privado había sido idea de él. ¡Tantos mensajes! Aunque ninguno reciente, y los últimos eran entradas propias, preñadas de preguntas, lamentos y tristeza que no encontraban eco en ninguna parte.

Esta vez supo resistirse al impulso de leer los del tiempo de la dicha, donde una frase hacía la diferencia entre un día de mierda y uno glorioso. Suspiró. Lo que fue bello, ahora la dañaba. Después de cinco años, reconoció que todo había sido una mentira, un juego cruel. Con el corazón roto eliminó aquel blog, y con su desaparición, supo dar por fin el primer paso para sanar: amarse primero a sí misma.

Autor: Ana Laura Piera.

133 palabras.

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5 MOTIVOS PARA REVIVIR UN BLOG (mi blog)

No está MUERTO. El pobre aún respira. No lo han borrado. ¡Qué suerte! ¿No? Eso sí, está casi en las últimas, pero mientras hay vida hay esperanza.

Porque tiene información tuya. Es casi como una amiga íntima a quien le has contado algunas cosas de ti, algunas muy personales. Hay fechas, recuerdos, anécdotas en fin. Habrá que seguir platicando con nuestra amiga, de seguro querrá que nos pongamos al día.

Es el tiempo indicado para revivirlo. Quizás habías dejado de escribir por falta de tiempo. Bueno pues resulta que este monstruito del Covid quizás nos ha dejado con más tiempo que antes. Claro que no será en todos los casos. Si hay tiempo, hay que aprovecharlo y así no nos aburrimos. Hay cosas que decir y compartir. Si, incluso aunque nadie nos lea, esto puede funcionar como una buena terapia. ¿Para qué pagarle a un sicólogo cuando puedes «terapearte» por acá?(Sicólogos: espero no lo tomen a mal, su trabajo es muy necesario, pero a veces solo hace falta escribir un poquito).

También habrá que remozar la casa porque tu amiga íntima ha perdido algunas fotos, algunas imágenes y hay que echar mano de lo necesario para dejarlo todo decente.

CONECTAR con más gente no resulta una idea tan mala. ¿Qué piensas? Si tu mismo tienes un blog y me lo quieres presentar con mucho gusto pasaré a visitarlo. Los temas que me interesan son cuentos, ficción, fantasía, literatura, consejos para escritores, etc. Estaré dando mantenimiento a mis entradas antiguas y por supuesto posteando cosas nuevas. Ya lo veo que va agarrando mejor color…

Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla