El Humedal – Microrrelato.

Mi propuesta para el reto de Lidia Castro Navás «Escribir Jugando» del mes de Julio. Condiciones: escribir un relato de no más de cien palabras inspirado en la carta, que incluya forzosamente el mineral «calcedonia». Opcional que aparezca en la historia algo relacionado con la flor «jacaranda».

A la doncella —que una vez apareció desnuda y empapada en la aldea—, le atraía el humedal cercano. Se metía y su mirada iba de los juncos, a los nenúfares, a las isletas. Buscándole.

Un día se encontraron.

Él cantó, inflando su saco bucal, produciendo un sonido fuerte, grave, anhelante. Ella tocaba su collar de calcedonia que impedía que se convirtiera en el sapo hembra que había sido. Dudaba.

Al fin, con su vestido color jacaranda empapado hasta la cintura, huyó hacia la orilla.

Cada inundación el pasado la llamaba y ella luchaba para no regresar a él.

100 palabras incluído el título.

Autor: Ana Piera.

Por favor, si gustas dejar algún comentario pon tu nombre también. Así te ubico. A veces wordpress los pone como anónimos. Gracias.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/el-humedal-microrrelato/

La Profecía – Microteatro.

Mi participación en el reto del Microteatro de Octubre, del blog Literature & Fantasy de Merche Soriano. Condiciones: los personajes serán un rey, una reina, un niño pequeño y dos personajes extras que uno decida.

Personajes:

El Rey

La Reina

Freddo. Joven Jefe de la guardia personal del rey.

Aradia. Hechicera.

Un bebé.

Escena Primera:

Una habitación palaciega. En una cama yace la reina agotada y delirante. Las sábanas están manchadas de sangre, el piso también. El rey se pasea nervioso, en la mano tiene un puñal ensangrentado, sus ropas también están salpicadas de rojo. Se abre una puerta y entra Freddo.

—¿Me llamó señor? (Freddo se queda viendo la escena, atónito, su mirada va de la reina, al rey, al puñal).

—Freddo, el heredero al trono nació muerto. Acabo de dar muerte al médico, sospecho que él hizo algo para que mi hijo se malograra. Ahora pienso que ese maldito debió ser un mago. Se lo han llevado ya. También he dispuesto que desaparezcan el cuerpecito del bebé. La reina no sabe lo que ha sucedido, ni debe saber.

—¿Qué?

—Estamos al borde de una rebelión por no haber un heredero. Necesito que me traigas un bebé esta misma noche. No me importa saber detalles, necesito un bebé para hoy mismo y contar con tu silencio para siempre.

—Haré como usted me lo pide señor. (Poniendo rodilla en tierra y llevándose la mano al corazón).

Escena Segunda:

Una casa humilde de pueblo, una mujer de unos 45 años, amamanta un recién nacido. Irrumpe Freddo con su espada desenvainada.

—¡Aradia!

La mujer se pone de espaldas protegiendo al bebé.

—¿Qué buscas Freddo?

—Al niño. ¡Sustituirá al bebé que les ha nacido muerto al rey y a la reina!

—¡No! —exclama Aradia.

—Sabes que te puedo hundir, eres una hechicera y en este reino las artes oscuras están prohibidas. No sé por qué razón no te he denunciado. Dame al niño, no causes problemas y vivirás. Además, él tendrá una mejor vida que la que tú puedas darle. ¡Mira que tener otro hijo a tu edad!

Le arrebata el bebé que empieza a llorar.

—Si hablas de esto con alguien —dice Freddo con el niño en brazos y actitud amenazante—, morirás tú y él también.

—Freddo ¿cómo puedes hacerme esto? ¡Soy tu madre! ¡Y este niño es tu hermano!

—¡Hace mucho renegué de todo parentesco contigo! Eres una vulgar hechicera. Te estaré vigilando, como lo he hecho desde el día que entré al servicio del rey. No interfieras con sus planes o acabarás colgada del muro —Freddo sale y deja a Aradia llorando.

—Hijo mío, ¿qué mal te hice para que hoy hagas esto? ¿Por qué tenías que llevarte a mi bebé para que crezca con extraños?

(Aradia deja de llorar y se pone rígida, con los miembros crispados, la luz cambia, la envuelve una neblina extraña y se oye su voz, pero con un timbre diferente, firme, profundo, ominoso).

—De aquí a 10 años, ese niño que te has llevado trastocará todo, destronará antes de tiempo al rey y se erigirá como un nuevo gobernante y yo estaré a su lado. La magia se volverá a permitir en el reino y nadie sufrirá por tener este tipo de dones. Se arrepentirán de esto y será muy tarde.

Se cierra el telón.

Autor: Ana Piera.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/la-profecia-microteatro/

Un Nuevo Comienzo – Microteatro.

Ésta es mi propuesta para el reto de «El Microteatro» de septiembre del blog Literature and Fantasy de Merche Soriano. El tema es «los inicios, escribir una escena que contenga el inicio de algo.

Escenario: Un dormitorio donde hay un espejo de cuerpo entero, muy antiguo.

Personajes: Esta historia se representa con 1 par de gemelas idénticas. Lola 1 y Lola 2

Lola 1 es un ama de casa, cabello descuidado, viste mandil y sandalias gastadas. Aspecto cansado y triste.

Lola 2 viste como ejecutiva, bien peinada, guapa, cuidada y feliz. La diferencia entre ambas debe ser muy notoria.

Celerino, marido de Lola. Hombre calvo, feo, panzón, cachetes de bulldog.

Escena única:

Lola 1 se encuentra frente al espejo, en posición de flor de loto, entra Celerino.

Celerino: (Indignado) ¿Se puede saber que carajo estás haciendo? Bajé a desayunar y no estaba mi desayuno.

Lola: (Disculpándose) Lo siento, hoy bajaste más temprano que de costumbre, Cele. Estaba meditando. Ahora voy y te hago algo.

Ambos salen de la habitación que queda vacía.

Celerino (solo se oye la voz): ¿Meditando? ¿Pero estas tonta o qué? Esas son puras estupideces y solo te hacen perder el tiempo. ¡Te dije que quiero tres huevos! ¡Sigue con tus tarugadas y te vas a poner más idiota de lo que estás! ¡Se te olvidó mi café estúpida!

Al mismo tiempo que se oye la voz, del espejo «sale» en medio de una niebla o humo blanquecino Lola 2. Esta se pasea por el espacio, escucha los gritos desagradables, hace gestos de indignación y se vuelve a meter al espejo (niebla).

Regresa Lola 1 a la habitación. Se acerca al espejo, lo acaricia, lo observa como queriendo desentrañar un misterio, luego se sienta frente a él cerrando los ojos, manos entrelazadas, como en oración. Entra Celerino.

Celerino: ¿Otra vez? ¿Pues qué traes? ¿Qué no tienes cosas que hacer?

Lola: (Se levanta, tono de disculpa). Sí, en seguida me pongo a limpiar la casa.

Celerino: (Satisfecho, se soba la panza). Así me gusta. Luego lavas mi carro. Ahora va a pasar Agustín por mí, nos vamos a ver unos asuntos. Oye, para cenar quiero que me hagas las croquetas de jamón que me hacia mi madre. Ya sabes, doraditas pero que no se te quemen como la otra vez.

Lola: Sí, Cele. ¿Me dejas dinero para ir a comprar lo que necesito?

Celerino: (Enojado). Pero ¿Me vas a decir que ya se te acabó lo que te di?

Lola: Es que era muy poquito Cele, y todo está muy caro.

Celerino: ¡Es que gastas en cosas innecesarias! No te sabes administrar. A ver cómo le haces porque no te voy a dar ni un centavo.

Lola: (retorciéndose las manos). Sí, Cele.

Celerino sale de la habitación. Lola se acerca a la puerta y aguza el oído. Se escucha un carro que se aleja. Suspira aliviada. Vuelve a ponerse frente al espejo.

Lola: (Hablando para sí misma). Juraría que hoy cuando me estaba vistiendo frente al espejo, vi el reflejo de otra mujer. Bueno, no era otra mujer, era yo, pero era como… otra versión de mí. He estado esperando volverla a ver. Ya intenté meditar y rezar pero no aparece. ¿La habré imaginado? ¿Tan mal estoy? Mejor me apuro, porque Celerino se enoja si llega y no ve la casa limpia y además tengo que lavar su carro. (Se dirige a la salida, actitud de derrota).

Lola 2 se asoma desde el espejo, (niebla ligera).

Lola 2: ¡Ey! Sí, tú…

Lola 1: (Emocionada) ¡Lo sabía! ¡No estoy loca! ¡Pero, si eres igualita a mí! Bueno, no igual, tú eres más linda.

Lola 2: ¡Toma mi mano! (Desde el espejo desaparece la cara de Lola 2 y solo se ve su mano extendida hacia Lola 1). ¡Tendrás un nuevo comienzo!

(Lola 1 se acerca cautelosa, mira esa mano extendida, mira hacia la casa, duda. Luego su cara se transforma y toma la mano de Lola 1 y ambas desaparecen en el espejo en medio del humo blanquecino).

Autor: Ana Laura Piera.

Una versión no teatralizada de esta historia está en «El Espejo», da clic ACÁ, si quieres echarle un vistazo.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/un-nuevo-comienzo-microteatro/

La Despedida – Microteatro

Mi participación en el reto del microteatro de Junio, de Merche Soriano, desde su blog «Literature & Fantasy». Consiste en hacer una obra con el tema «despedida alegre y feliz»

PERSONAJES:

Rosario, oficinista de mediana edad.

Voz masculina (nunca se ve el personaje, solo se oye su voz).

Escenario: El pasillo de un edificio de departamentos.

Llega Rosario, saca su llave y la introduce en la cerradura, se escucha una voz que dice:

Voz: —¡Ay! ¡Que me han picado el trasero!

Rosario: (Sorprendida y enojada): ¿Pero quién diablos eres? ¿Qué haces adentro de mi departamento? (Hace esfuerzos por abrir la puerta, pero no puede, empuja, patea, toca con los puños, nada). ¡Llamaré a la policía!

Voz: Por mi llama a quien quieras, la cosa es que no me puedo mover.

Rosario: ¡Sal, cabrón!

Voz: Rosario mira, no hay necesidad de tanta violencia verbal. ¿Cuál ha sido tu más grande preocupación últimamente?

Rosario: ¡Hijo de puta! ¿Cómo sabes mi nombre?

Voz: Sería fácil de averiguar, pero no tuve necesidad. Yo sé que te has preocupado mucho por esos granos que te salieron en el culo. ¿A que sí? (Rosario abre la boca y los ojos se le quieren salir de la sorpresa).

Rosario: ¡Shhhhhhh! Baja la voz que no quiero se enteren los vecinos. ¿Cómo es que sabes eso?

Voz: Bueno, lo sé porque yo soy esa preocupación. ¡Mucho gusto! La que sucede es que soy tan grande que mi masa ocupa cada rincón de tu departamento. ¡Si me vieras! ¡No queda un espacio libre aquí! Ya sé que te estarás preguntando cómo es posible. Ni yo mismo lo sé. El caso es que cuando desperté, en vez de encontrarme dentro de tu cabeza, estaba acá. ¿A que hoy te has sentido un poco menos preocupada?

Rosario se queda pensando y hace un gesto afirmativo.

—¿Y ahora cómo hago para recuperar mi departamento? ¿Llamo a una grúa?

Voz: No estoy seguro. ¡Es que dejaste que yo creciera desmesuradamente! Quizás si haces algo para que yo me vuelva pequeñito…

Rosario: Esto es una locura. (Se jala los pelos).

Voz: ¡Concéntrate! Necesito que pienses en cómo podrías hacerme empequeñecer. ¿Quizás sacar esa cita médica tanto tiempo postergada? Decídete pronto, necesito orinar y si lo hago en este estado ya te imaginarás como quedará tu departamento.

Rosario: (Apurada) ¡Veré si el doctor me puede recibir en este momento! (Saca su móvil y se cierra el telón).

Escena II

Regresa Rosario a su departamento, en la mano lleva una bolsa de medicinas. Mete la llave con mucho cuidado esperando escuchar algo, nada. Puede abrir normalmente. Se oye una voz muy aguda, como las que salen cuando aspiras helio, que le habla desde el piso.

Voz: ¡Bien hecho! Ahora ya puedo irme. ¡Qué alivio! Espero que ya no nos veamos. ¡Ah! Y no tengas sexo con vagos… ¡Adiós! ¡Adiós!

Rosario mira al suelo y sigue aquello que le ha hablado con la mirada y que ahora se va alejando. Suspira aliviada (un suspiro hondo, exagerado), y con una sonrisa amplia en el rostro mueve la mano en señal de «adiós». Entra de lleno en el departamento. (Ella ya no se ve, solo se escucha su voz).

—¡Hijo de puta! ¡Qué puto asco! ¡Mal parido!

SE CIERRA EL TELÓN, FIN DE LA OBRA.

https://bloguers.net/literatura/la-despedida-microteatro/

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

Autor: Ana Laura Piera.

Lo que une el circo, no le separe nada. Microteatro.

Mi participación para el reto de Merche Soriano en su blog Literature and Fantasy. El tema es el circo.

Personajes:

El padre de Valeria y dueño del circo.

Valeria

Benito, el payaso

Ángel

Escenario:

El interior de un desordenado tráiler, dentro un hombre obeso y calvo contando dinero. Además, está su hija Valeria, vestida como trapecista. Hay mucho calor y el ambiente es opresivo. Ambos se limpian continuamente el sudor.

Escena I

Valeria: Papá, ¿cuándo nos iremos de Santa Rosa?

Padre: (Mirando los fajos de billetes) Estaremos acá una buena temporada. Este pueblo es una mina de oro para nuestro circo. ¿A poco ya te quieres ir?

Valeria: El calor es insoportable y hay un chico del público que me anda enamorando.

Padre: Ya sabes lo que pienso, lo mejor es que tu pareja sea alguien del circo, que entienda tu vida.

Valeria: Por eso quisiera que ya nos fuéramos. Ángel me gusta demasiado, pero sé que solo serían problemas. (Cabizbaja)

Padre: (Enojado) ¿¿¿Ángel??? ¡Cuánta familiaridad! ¡Hasta su nombre sabes!

Valeria: Su nombre completo es Ángel Gabriel. ¿No es el colmo de la perfección? (Se lleva las manos al pecho y pone los ojos hacia arriba)

Alguien toca la puerta del tráiler y sin esperar respuesta asoma la cabeza, se trata de un hombre maquillado como payaso tipo «clown»

Payaso: Jefe, alguien pregunta si mañana habrá función.

Padre: ¡Todos los días! No vamos a desperdiciar esta buena racha.

El payaso mira hacia el público y pone cara triste (exagerada), y luego cara feliz (exagerada). Después se retira.

Padre: Mira, tú necesitas alguien como él. Benito es un buen hombre, con uno de los oficios más tradicionales del circo. La gente lo ama porque sabe hacerlos reír.

Valeria: ¡Benito llora por las noches, papá! Se oyen sus sollozos por todo el campamento. Lo sabes porque también lo habrás oído. (Su padre se hace el loco). Yo necesito alguien de verdad alegre.

Padre: Ricardo es otro buen partido.

Valeria: (Arrugando el ceño) ¡Ricardo! ¡Ay, no! Me da mala espina. ¡No me gusta como trata a los animales!

Padre: No exageres. Es muy trabajador y entiende la vida cirquera hija. Además, creo que le gustas.

Valeria: Prefiero quedarme sola. No estaré con alguien que no me agrada.

Padre: ¿Y a qué se dedica ese tal Ángel… Gabriel?

Valeria: Tiene un puesto de fruta en el mercado del pueblo.

Padre: (Lanza un bufido de desprecio). Pues lo mejor es que ya no lo veas.

(Valeria sale triste y enfadada)

Escena II

Pista central del circo, Valeria está terminando de practicar en las alturas. Su padre la espera abajo impaciente, manos en la cintura y moviendo un pie.

Padre: (Molesto). Me dijo Ricardo que anoche tu tráiler parecía lancha de tanto movimiento. ¿Estás viendo a ese muchacho de nombre ridículo, verdad?

Valeria: (Enojada) ¡Tenía que ser el malintencionado de Ricardo! Pues, si, es verdad. (Enfática) ¡Amo a mi «ángel»!

Padre: (Escandalizado) ¡Mañana mismo nos vamos de Santa Rosa! Si nos quedamos más tiempo eres capaz de quedarte y eso no lo voy a permitir. ¡No me quedaré sin mi trapecista favorita!

En eso entra un muchacho vestido como un ángel, con túnica blanca, alas disparejas en la espalda, aureola que no le queda del todo bien, pero haciendo espléndidos malabares con siete anillos.

Padre: Y este, ¿quién es?

Joven: Soy Ángel, y por Valeria me vuelvo cirquero. ¿Me acepta?

Padre: (Con interés). A ver… vuelve a hacer lo que acabas de hacer.

El joven repite los malabares. El padre y Valeria están muy asombrados.

Ángel: (A modo de explicación). He estado practicando. (Sonríe satisfecho y mira con amor a Valeria).

Padre: (Mirándolo fijamente) Mañana partimos de Santa Rosa ¿Quieres venir con nosotros?

Ángel: (Emocionado) ¡Sí!

Padre: En ese caso, ¡estás contratado! y tienes mi permiso para cortejar a mi hija.

Ángel y Valeria se abrazan. Se escuchan sollozos, alguien está llorando pero no se ve a nadie.

Padre: ¿Será Benito?

Valeria: No. ¡Es Ricardo! (Valeria y Ángel se abrazan con más fuerza y se dan un beso)

Autor: Ana Laura Piera.

Para hacer este microteatro me inspiré en un relato mío del 2020, llamado «El Circo». Si quieres echarle un vistazo da clic AQUÍ.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/lo-que-une-el-circo-no-lo-separe-nada-microteatro

Quiero Cambiar – Microteatro.

Merche Soriano, en su blog «Literature & Fantasy» nos propone crear una pieza de microteatro inspirada en el personaje de Don Juan Tenorio, obra de José Zorrilla.

Escenario:

Un moderno consultorio médico. Hay un escritorio, sillas, una camilla y otros elementos consistentes con un consultorio.

Personajes: Don Juan: El personaje es idéntico al que conocemos en la literatura, incluso deberá llevar ropa de época.

Dra. Inés: Mujer muy bella, pelo largo, usa lentes, lleva bata médica.

2 guardias de seguridad.

Escena única:

Detrás del escritorio, la Dra. Inés hojea algunos papeles. Tocan a la puerta y entra Don Juan, muy seguro de sí mismo, con un aura «donjuanesca».

Inés: (Sorprendida por el extraño personaje). Tome asiento, usted es…

Don Juan: Juan Tenorio para servirla. (Sin pedir permiso le toma la mano y la besa, también se detiene olfateándola como un sabueso. Inés, disgustada, retira la mano lo más rápido que puede). Debo decir que su piel desprende un aroma delicioso. Yo soy un experto en olores y el suyo es embriagador. ¿Le han dicho que también tiene unos ojos muy bellos? ¡Parecen zafiros! Si se quitara las gafas deslumbraría con ellos. A ver, quíteselas un momento.

Inés: (Seria y limpiándose la mano en la bata) Agradezco la sugerencia, pero necesito mis lentes. Soy miope. (Revisa sus papeles). Acá dice que viene usted a consulta porque quiere… ¿Cambiar? Debo decirle que no soy psicóloga, soy médico general. Puedo recomendarle unos muy bue… (Don Juan la interrumpe).

Don Juan: (Dramático) No quisiera hablar con nadie más que con usted. Le pagaré la consulta. ¿Puede tan solo escucharme?

Inés: (Intrigada) Si usted lo prefiere no veo problema, pero le repito que no podré ayudarlo de la forma en que usted necesita. Dicho esto, a ver, cuénteme qué le pasa.

Don Juan: Últimamente, he tomado consciencia de que, sin querer, he lastimado a mucha gente, hombres y mujeres por igual. Son tantos que he perdido ya la cuenta. Ya no quiero ser tan… irresistible. Debe haber alguna forma en que yo pueda ocultar un poco mi natural gentileza, bonhomía y galanura.

Inés: (Abriendo mucho los ojos). ¿Qué?

Don Juan: Doctora Inés, ¡quiero cambiar! Ser… otro. Alguien que no llame tanto la atención.

Inés: Creo que podría empezar por vestirse de forma menos… llamativa.

Don Juan: (Mirándose y acariciando la ropa) ¿Usted dice deshacerme de este hermoso traje? ¡No sabe lo que me pide! Extrañaría el tacto del lino, la seda y el terciopelo contra mi piel ¿Sabe? Todo es de la mejor calidad, traído directamente desde Flandes. Además, no creo que mi vestimenta sea el problema. ¡Soy yo! (Dramático) ¡Mire este bello rostro! Él es el verdadero culpable de mi desdicha. Porque, verá usted, soy un ser tan sensible, que me siento desdichado por hacer sufrir a las personas.

Inés: (Irónica). Ya veo. Quizás deba recomendarle mejor a un cirujano plástico que le desacomode sus facciones, no mucho, solo lo suficiente para que la gente ya no lo encuentre tan «atractivo».

Don Juan: (Palpándose la cara). ¿Una operación? ¡Oh, por Dios! Estoy imaginando lo que sentiría por las mañanas y ver en el espejo un rostro desagradable. ¡Sería mejor una estocada al corazón! Sin embargo, le agradezco sus sugerencias, es usted una persona muy inteligente además de bella. Quizás debamos conversar más de este tema. ¿Me aceptaría una invitación a salir?

Inés: No suelo hacer eso con mis pacientes.

Don Juan: Le ruego tenga lástima de mí. En este breve tiempo platicando con usted he sentido una conexión muy especial. Usted además de guapa es una doctora excelente. Quisiera revelarle más de mi verdadero yo. Nadie ha intentado comprenderme como lo ha hecho usted. ¡Deme esa oportunidad!

Inés: Le he escuchado a petición suya. Hace tiempo ya que sé reconocer a las personas como usted. Tuve mi cuota de sufrimiento aprendiéndolo y ya estoy «curada de espanto». Le recomiendo que busque ayuda sicológica urgentemente. Haga el favor de salir y olvídese del pago.

Don Juan: Todo lo que me dice solo inflama más mi deseo de conquist… (Se da cuenta de lo que va a decir y disimula tosiendo). De conocerla. Tiene usted muy buenas ideas, entre usted y yo podríamos pensar algo para aliviar mi sufrimiento.

Inés: (Toma el teléfono). ¿Seguridad? Vengan por un paciente que se puso difícil.

Don Juan: Se va a arrepentir de no darse usted esta oportunidad de conocerme más. Toda la vida pensará en este momento y en lo que pudo ser. Estaré presente en su mente, me soñará, me extrañará…

Llegan 2 guardias, cada uno toma un brazo de Don Juan y lo levantan, él patalea y sigue parloteando indignado mientras lo desalojan. La Dra. Inés suspira aliviada. Se cierra el telón.

Autor: Ana Laura Piera.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/quiero-cambiar-microteatro

Paternidad en tiempos de Youtube. Microteatro

Esta es mi propuesta para el reto del microteatro de marzo de la compañera Merche Soriano en su blog Literature and Fantasy. Condiciones: crear una pieza de microteatro que mezcle poesía y teatro.

Personajes:

Francisco (alias «el rubio»), youtuber treintañero de renombre.

Kimberly (pareja de «el rubio»)

Escenario:

Una habitación lujosa decorada de forma infantil, con muchas figuritas de acción, luces en los techos, computadoras y en general mucha tecnología. Adornos de videojuegos famosos en las paredes y muchas cajas de Amazon abiertas y otras cerradas, también material de embalaje regado. «El rubio» y Kimberly están en la cama conversando. Kimberly alisa el cubrecama, que está decorado con motivos del juego «Minecraft»

El rubio: Estoy preocupado por nuestra hija Juanita. ¿Notas que no salió a nosotros? No le interesan las redes sociales, ni ser «influencer», ¡ni ganar dinero! No le atrae recibir a diario paquetes de Amazon.

Kimberly: Lo he notado «baby», también me preocupa. Es muy rara. ¿Quién no quiere abrir cajas y sacar cosas aunque al final acaben en la bodega?

El Rubio: No le interesó la Nintendo, ni ninguna de las otras consolas y mira que tenemos TODAS (hace énfasis). La quise introducir en el mundo «gamer». Que incursionara en youtube, tik toks, instagram y hacer «directos» y nada captó su atención. Lo único que pide son libros y más libros. Con el éxito que tendría siendo nuestra hija. ¿Y sabes que el otro día me la encontré escribiendo? ¡Escribiendo! ¡Sí! ¡Con papel y lápiz! ¿Lo puedes creer? Te lo leeré pues pude tomar una foto con mi iphone 20 doble pro- doble max. (Saca el móvil y lee)

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando solo intento poner bellezas
en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?

Kimberly: (Con cara de no haber entendido nada) ¿Pero, qué es esoooo? ¿Crees que debamos llevarla al sicólogo?

El Rubio: Me temo que sí. Ha de ser el hazmerreír de sus compañeros de clase. Mira te leo más:

Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas.

Kimberly: (Visiblemente confundida). No entiendo, ¿qué quiso decir?

El Rubio: En pocas palabras: ¡Juanita prefiere la «sabiduría» al dinero!. (Se jala los cabellos)

Kimberly: ¿En serio? ¡Ay no! ¿Qué pudo haber pasado? Si yo me acuerdo que sí me tomé mi ácido fólico y las vitaminas que me recetó el doctor durante el embarazo. ¿Será qué me pasé viendo «K-dramas»?

(nota: los k-dramas son series coreanas de alto contenido emocional.)

El Rubio: Y eso no es todo, escucha:

Yo no estimo hermosura que vencida es despojo civil de las edades ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades

¡Con lo chula que nos salió y ni siquiera lo aprecia!

Kimberly: Espera, ¿qué es eso de «fementida»? Suena a medicina para las agruras.

El Rubio: Lo sé, también lo tuve que buscar en google, «fementida» es como decir «falso» o «engañoso»

Kimberly: No entendí ni jota. ¡Pero si apenas tiene doce años! Tú y yo a esa edad ya habíamos logrado nuestro primer millón con nuestro canal de youtube: «Rubito y Kimy»

El Rubio: (suspirando). Mañana haré una cita con el sicólogo a ver si nos la puede «componer». ¡Qué duro es esto de la paternidad!

Autor: Ana Piera.

El poema es: ¿En perseguirme, mundo, qué interesas?… de Sor Juana Inés de la Cruz, escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Si quieres saber más de ella da clic AQUÍ.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/paternidad-en-tiempos-de-youtube-microteatro

Amor a la mexicana – Microteatro.

Mi participación para el reto del microteatro de febrero de Merche y su blog «Literature and Fantasy». Requisitos: Que sea una historia de amor con dos protagonistas tipo Romeo y Julieta.

Personajes:

Julieta
Romeo
Don Miguel (papá de Julieta)
Ramiro (hermano de Julieta)
Lupe (la nana)

Escenario: Una habitación de mujer, sentada en un escritorio Julieta lee lo que acaba de escribir en su diario:

Julieta: «Querido diario: Romeo y yo llevamos ya cuatro semanas saliendo juntos, a escondidas. Sabemos que si nos descubren, no nos lo van a perdonar nuestras familias…»

Entran intempestivamente Don Miguel, su padre y Ramiro, su hermano, quienes han estado escuchando tras la puerta.

Don Miguel:(La mira indignado). Teníamos nuestras sospechas, pero esto lo confirma. ¡Desvergonzada!

Ramiro: ¿Cómo pudiste? ¡La familia de Romeo son nuestra competencia! Nosotros siempre vendimos tacos en este rumbo y ellos vinieron y se nos pusieron enfrente para vender tacos también. ¡Hasta el nombre nos copiaron! Ahora hay dos taquerías que se llaman «El Gym», en una misma calle. ¡Desgraciados!

Julieta: (Sorprendida, indignada). Lo siento, pero el corazón no entiende de negocios. Además me ha prometido que nos va a decir el ingrediente secreto de su guacamole que está buenísimo.

Don Miguel:(Afectado, se toca el pecho). Nunca pensé que una hija mía me iba a romper el corazón de esta forma. ¡Esto es alta traición! Ramiro, te encargo que vayas y le des su merecido al tal Romeo, que aprenda a respetar.

Julieta: ¡Nooooooo!.

Ramiro: ¡Síiiiiii!

Julieta: Bueno, pero no le toques la cara. ¡Es tan guapo! Sería una pena que le dejaras la nariz chueca.

Don Miguel: Lo vamos a dejar que no lo reconocerá ni su abuela. Espera hijo, voy contigo.

Se cierra el telón y al abrirse de nuevo está Julieta en la cocina de su casa, frente a ella tiene un plato enorme de tacos. Se debe notar que ha llorado mucho, está desarreglada y come como si no hubiera un mañana. Entra su nana, Lupe.

Lupe: ¿Pero qué haces niña?

Julieta: ¡Necesito que me dé una indigestión! Necesito ponerme grave y que Romeo se entere y entonces vuelva. Mi padre y mi hermano tras golpearlo lo amenazaron con que si volvía le iban a hacer algo peor y ha desaparecido, ni una nota me dejó. Pásame uno de costilla nana, con muuuucha cebolla.

Lupe:(Mirando el platón de tacos espantada) ¿Cuántos llevas?

Julieta: (Lanza un sonoro eructo). Ya perdí la cuenta.

Lupe: Niña, esto no está bien. Ningún hombre merece que te enfermes por él.

Julieta: (A medio camino de zamparse otro taco) ¿No?

Lupe: Por supuesto que no. Y si Romeo vale la pena se pondrá en contacto contigo pronto o mejor aún, volverá a pesar de las amenazas, eso hace un hombre de verdad, un hombre valiente. ¡Como los de mis tiempos!

Julieta: ¡Ay Nana! No quiero perderlo, es que nuestro amor es único, no imagino mi vida con nadie más, sería triste, tan triste como una salsa que no pica o un taco sin tortilla. Nos casaremos y luego nos iremos a poner un puesto de tacos de cochinita pibil solo de nosotros dos. ¡Sí! Seguramente estará por llegar. (Cruza los brazos y mira un reloj de pared)

Lupe: Tan pronto no creo que llegue niña. Pero mientras no hay que desperdiciar. ¿Hay de pierna?

Julieta: ¡Síiii! Y está para chuparse los dedos… Mmmmhhh yo quiero uno más.

Lupe: (Con la boca llena) Uno nada más niña…

Julieta: ¡Ay Nana! ¿Y si no regresa?

Lupe: Te sobrepondrás, te aseguro que nadie muere de amor. Pero no te adelantes, la esperanza muere al último.

Las dos se quedan comiendo. Se cierra el telón.

Autor: Ana Laura Piera.

Mi microteatro en la revista «Masticadores Sur»

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/amor-la-mexicana-microteatro

«Tartufa» – Microteatro.

Mi participación en el reto del microteatro de Merche, escribir una pequeña pieza que incluya un personaje parecido al «Tartufo», de Moliere.

Escenario: El comedor de una casa

Personajes: Altagracia, Adelinay Manuel (marido de Adelina)

Altagracia y Adelina entran en escena, vienen de la calle, secándose el sudor.

Adelina: ¡Uff! ¡Qué alivio llegar a casa! Hacía un calor tremendo y el padre Benigno se extendió demasiado en el sermón ¿No te parece Altagracia?

Altagracia: (Persignándose exageradamente) ¡Calla! Eso que dices ofende a Dios. No hay nada mejor que pasar nuestro tiempo en la iglesia escuchando el mensaje que nuestro Señor tiene para nosotros. Yo en tu lugar reflexionaría mucho sobre esto y me arrepentiría de tan malos pensamientos. Te vendría bien rezar unos cuantos rosarios y padres-nuestros para que te des cuenta de lo mal que estás.

Adelina: (Avergonzada). Sí, tienes razón.(Animada) ¿Te ofrezco algo de tomar? Tengo agua simple o también te puedo convidar de las cervezas de mi marido. ¡Están bien heladitas!

Altagracia: (Persignándose) ¿Estás loca? ¿Cerveza? Sé que no nos conocemos de hace mucho y quizá por eso te atreves a tentarme con cerveza. (Se saca del pecho un crucifijo y se lo pone frente a la cara a Adelina, tipo escena de El Exorcista). ¡No me vuelvas a ofrecer esas bebidas del diablo! Es más, ¿dónde están? Ahorita mismo te ayudo a vaciarlas por el excusado.

Adelina: (Asustada). No, no, si no son mías, son de Manuel ¡No se las puedo tirar! Perdóname por ofrecértelas, pensé que con el calor…

Altagracia: (Interrumpe, indignada). ¡Pensaste mal! ¡Y para colmo en Domingo, que es día del Señor! (Levanta los ojos al cielo y luego se vuelve a persignar). Yo creo que te equivocas al tolerar que tu marido guarde esa bebida satánica en tu hogar.

Adelina: (Ofreciéndole a Altagracia un vaso de agua). Espero que esto sí sea de tu agrado.

Altagracia: (Muy digna acepta el agua y bebe). Bueno, y a todo esto, ¿en qué trabaja tu marido?

Adelina: Manuel es el gerente de un supermercado.

Altagracia: ¡Con razón! Los supermercados están llenos de tentaciones: vino, licores, cervezas, ¡condones! No me extraña que tu marido sea un alcohólico.

Adelina: (Molesta) ¡Oye! ¡Manuel no es alcohólico!

En ese momento se abre la puerta y entra Manuel. Altagracia se asombra y trata de taparse la cara con las manos. Sus esfuerzos resultan cómicos.

Adelina: (Extrañada de los movimientos de Altagracia). Mira Altagracia, llegó Manuel, ahora lo vas a conocer. Amor, te presento a mi amiga de la iglesia, Altagracia.

Manuel: ¡Hola! ¡Pero si yo ya conozco a esta señora! ¡Es Altagracia Carreño! La dueña de «Vinos y Licores Los Carreño»

Adelina: (Asombrada) ¿¿¿¡¡¡Quéeee!!!???

Manuel: Todas las semanas nos surte. ¿Verdad doña Altagracia? Por cierto, muchas gracias por esas muestras gratis del nuevo anís que me recomendó, está muy bueno, le voy a encargar varias cajas. Estoy seguro que se venderá muy bien.

Altagracia: (Tapándose la cara y haciendo graciosa huida). Perdón, perdón, debo irme, se me hace un poco tarde…

Autor: Ana Laura Piera

Este relato en Masticadores Sur

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/tartufa-microteatro/

La Sopa de la Discordia – Microteatro

Photo by Nadin Sh on Pexels.com

Mi propuesta para el reto lanzado por Merche en su blog y que consiste en hacer un microteatro con el tema «sopa».

Escenario: Una cocina de casa, moderna y bien equipada.

Personajes: Tomás y su hermana Celeste (ambos adultos de 40-50 años).

CELESTE: (dejando en la encimera de la cocina una bolsa de mandado). Pues aquí traigo lo necesario para hacer la famosa sopa de la abuela.

TOMAS: (Sonríe ampliamente y se asoma a la bolsa) A ver… hongos, crema, mantequilla… (sorprendido) ¿Jerez? La abuela siempre usó coñac que yo sepa.

CELESTE: Estás equivocado hermano, ella usaba Jerez.

TOMAS: (enfático y algo molesto): Estoy seguro de que era coñac

CELESTE: Y yo de que era Jerez. Vi infinidad de veces a la abuela prepararla. No me vengas a decir que no le ponía jerez.

TOMAS: (Jalándose los pelos). Era coñac, y ahora la sopa será un desastre. No sabrá a la que nos preparaba ella.

CELESTE: No seas necio ¡Era jerez!

TOMAS: ¿Necio me dices? Y tú te comportas de una forma muy infantil. Yo solo quería probar la sopa de la abuela, de la forma en la que ella la hacía.

CELESTE: ¿Infantil yo? (Burlona), miren al niñito queriendo a fuerzas la sopa de su abuelita. ¿En el último de los casos que diferencia hace si le ponemos jerez?

TOMAS: ¡Ajá! ¡Lo aceptas! ¡Era coñac!

CELESTE: (Saliendo de escena) ¡No era coñac! ¡Tonto!

TOMAS: ¡Ya estás senil! ¡No vuelvo a hacer planes de cocinar contigo!

Se oye la voz de Celeste desde fuera:

CELESTE: ¡Bien! ¡Yo tampoco! (Se oye un portazo).

Tomás se pone a sacar los ingredientes de la bolsa, luego saca un cazo y se queda quieto, reflexionando.

TOMAS: ¿Celeste? (Va a buscarla, pero al mismo tiempo se oye la puerta abrirse y entra ella, topándose los dos en escena).

CELESTE Y TOMAS: (Al unísono) ¡Perdón!

CELESTE: No, perdóname tú a mí. No debí decirte necio.

TOMAS: No, tú eres quien debes perdonarme, tienes razón, ¡qué necedad la mía de a fuerzas querer coñac! Lo que importa es que estamos juntos y la vamos a preparar con amor, como ella lo hacía.

CELESTE: (Enjugándose una lágrima) Sus platillos siempre lograban unir a la familia. Pero quien debe perdonarme eres tú. La verdad es que sí le ponía coñac, pero está carísimo.

TOMAS: (eufórico) ¡Lo sabía!

(Ambos hermanos se abrazan)

FIN

Autor: Ana Laura Piera.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/la-sopa-de-la-discordia-microteatro/