Microrrelato de fuego, estrellas y tradiciones.

Tiempo de lectura: 2 minutos.
Las noches eran más frescas y Ah Kin, envuelto en su manta de algodón, aguardaba la aparición de la tortuga celeste, como llamaban los mayas a la constelación de Orión. Su hija Ix Muyal, de cuatro años, le preguntó:
—¿Qué buscas, ta?
—La señal para iniciar los ritos de cosecha. Son tres luces brillantes, que forman parte de «la tortuga». Representan las tres piedras del fogón del universo y de ellas surge el dios del maíz, pero este año ya se tardó.
En la milpa, el padre observaba el equilibrio ancestral: al frijol trepando al maíz, la calabaza cubriendo la tierra. Todo parecía en orden, menos el cielo.
Ix Muyal y su padre caminaron hacia el cenote sagrado con ofrendas: granos secos y pozol con miel. El sendero entre la selva estaba lleno de murmullos, aroma de copal y plegarias. Los sacerdotes repetían: “Hay que recordar el mito”.
De regreso, Ah Kin narró cómo la tortuga nadaba en el océano primigenio, sosteniendo el mundo sobre su caparazón. Ix Muyal, notó las piedras del fogón de su vivienda desalineadas. Las acomodaron.
—Quizá la tortuga no podía nadar y el dios seguía dormido —dijo esperanzada.
—Nuestro fuego es muy humilde como para que los dioses se fijen, hija.
Pero esa noche, los gritos de júbilo de Ah Kin anunciaron el regreso de la tortuga.
Desde entonces, Ix Muyal se asegura de que las piedras del hogar estén alineadas. Sabe que los dioses también toman en cuenta los gestos pequeños.
249 palabras.
Autor: Ana Piera.

Me encanta la frase final, compañera Ana, ¡qué importantes son los pequeños gestos!
Es difícil describir esos ritos ancestrales con tan pocas palabras, pero has salido airosa del envite, y hasta me he sentido un maya más, te felicito por ello.
Gracias por compartir tu propuesta para este reto.
Te envío un cordial saludo.
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Hola Patxi, no me acordaba del límite de palabras y ya llevaba como 800 y el relato subido a mi blog pero sin publicar aún. Tuve que podarlo como bonsai y fue una pena porque muchos detalles hermosos se fueron. Gracias por leerme y por tu comentario. Abrazos.
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Que preciosidad 🙌🙌🙌
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Muchas gracias Manuel. Saludos.
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Precioso, Ana. Un micro con aroma de leyenda que nos transporta a un mundo de ritos y creencias perdidas muy especial. Me ha gustado mucho el tono y la ambientación. Muy buena historia.
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Soy Marta. Otra vez salgo como anónimo.
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Hola Marta, ya vi en el siguiente comentario que eras tú. Es una lata wordpress. Muchas gracias por pasarte, aprecio mucho tu visita y comentario. Saludos.
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Hola Piera, me gusta cómo se construye esa tensión entre la inmensidad del mito (la tortuga celeste, el dios del maíz, los ritos ancestrales) y la humildad del gesto de una niña. Mientras el padre, Ah Kin, busca la señal en las estrellas con una angustia palpable («este año ya se tardó»), es Ix Muyal, con su mirada inocente y práctica, la que encuentra la solución en su propio fogón. Es como si la narrativa nos dijera que, a veces, cuando lo grande no funciona, hay que arreglar lo pequeño que tenemos al alcance de la mano. Ese momento en que ella dice: «Quizá la tortuga no podía nadar y el dios seguía dormido», es de una lucidez poética inmensa. Es la fe pura de la infancia, que cree que el orden del universo puede depender de que nuestras piedras estén bien puestas. Y el final es perfecto: no es que su gesto «causara» la aparición de la constelación, sino que la fe se fortalece en el acto de cuidar. Nos deja con la poderosa idea de que nuestra pequeña esfera de influencia, nuestro «fogón humilde», sí importa en el gran esquema de las cosas. En definitiva, es un recordatorio precioso de que la espiritualidad no solo está en los grandes rituales, sino también en la atención que ponemos en los detalles de nuestro mundo inmediato. Una verdadera joya narrativa. Abrazos desde Venezuela
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Hola Raquel, muchas gracias por tu visita y comentario, que aprecio mucho. Sin duda tenemos mucho que aprender de los niños y su inocencia. Sobre todo, saber, que no hay gesto pequeño, que todo tiene su influencia en esta vida. Saludos.
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Me encantó tu relato, Ana. En la penumbra de la milpa, donde el maíz se alza como columnas de un templo olvidado, este relato maya respira con la misma cadencia lenta y profunda que el latido de la tierra. Ah Kin no es solo un padre; es el guardián de un pacto antiguo entre el cielo y el fogón, entre la tortuga celeste y las tres piedras que sostienen el universo. Y su hija Ix Muyal, con sus cuatro años y su mirada que ya entiende más de lo que dice, es el hilo que une el mito a lo cotidiano. Hay una belleza casi dolorosa en esa espera: el hombre envuelto en algodón, escudriñando el firmamento como quien aguarda una carta que nunca llega. La tortuga tarda, el dios del maíz duerme, y el equilibrio ancestral se tambalea. Pero el relato no cae en la desesperanza; se arrodilla, literalmente, ante el cenote sagrado, con ofrendas humildes de pozol y miel. No hay grandes sacrificios, solo gestos pequeños que los dioses, caprichosos como niños, terminan notando.
Un abrazo
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Hola Marcos, muchas gracias por tu visita y comentario. Cuando las certezas ya no lo son tanto, hay que echar mano de la fe y de esos pequeños gestos que nos recuerdan que aún lo pequeño y aparentemente insignificante, tiene valor. Gracias por pasarte y por tus palabras.
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Hola, Ana, ¡qué tierno! Y qué bonito remate final, los pequeños gestos son muy grandes. Como siempre, un placer leer costumbres y ritos de otras culturas. Gracias por acogerlos siempre entre tus letras.
Un abrazo. 🙂
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Hola Merche, ya sabes que si tengo oportunidad de hablar de las culturas ancestrales de América lo haré. Este reto estaba que ni pintado para eso. Gracias por tu visita y comentario que aprecio mucho. Abrazos.
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Las estrellas nos reconectan con la naturaleza y los campos. No debemos olvidarnos que nos señalan el camino y nos marcan los pasos. Agradable historia que nos recuerda a los europeos que hay otros zodiacos. ¡Saludo!
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Los pueblos ancestrales, tenían que explicar su universo con dioses, leyendas y rituales, no muy diferentes de los de otras personas en lugares lejanos. A mí en lo personal me gusta mucho mirar por esa ventana. Gracias por tu visita y comentario, desgraciadamente WordPress te ha puesto como anónimo. En fin, gracias seas quien seas.
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¡Hola Ana! Impresionante como siempre tu dominio sobre estos ritos. ¡Cómo me hubiera gustado leerlo antes de haber sido podado! A veces me pregunto por qué es que se pide eso en los retos. No sé, quizá normas, como reto sobre el reto?
Impecable Ana, como ya nos tienes acostumbrados. Un fuerte abrazo!
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Hola Maty, no, jejeje. Yo me equivoqué, no recordé que para este reto en particular el relato no podía pasar de 250 palabras (y yo ya tenía como 800). Ya que pase un tiempo prudente pondré el relato sin «podar». Mil gracias como siempre por pasarte. Abrazo fuerte.
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Aún sintiendo que hayas tenido que podar tu obra, recortar 800 palabras para dejarlas en 250 no es nada fácil y tú lo has hecho de maravilla. No se ha notado el recorte.
Un abrazo.
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Hola Macondo (vi en tu otro mensaje la aclaración de que eras tú, wordpress a veces da mucha lata). Gracias por pasarte y comentar, lo aprecio mucho. Abrazo de vuelta.
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Disculpa. El Anónimo es Macondo del blog <i>Bitácora de Macondo</i>.
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Es un hermoso relato Ana, gracias por compartirlo. Un saludo.
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Hola Carlos, gracias a ti por pasarte y comentar, lo aprecio muchísimo. Abrazos.
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Maravillosa leyenda, Ana, Siempre me conmueves. Y el final, perfecto. Un lujo tu relato. Un gran abrazo con mucho cariño, Juana.
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Hola Juana, muchas gracias por pasarte y comentar, lo aprecio como no tienes una idea. Abrazo fuerte.
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Hermoso relato, muchas cosas dependen de esos pequeños detalles a los cuales no miramos, tan metidos como estamos en lo superficial sin entrar en lo más profundo, donde un movimiento sencillo marca la diferencia. Muy bien logrado, abrazo Themis
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Muchas gracias Themis, disculpa, he andado fuera de mis lares y no estoy al corriente con mis lecturas ni había podido responder comentarios. Gracias por tu visita y por tu opinión sobre este relato en particular. Es verdad que no hay detalle pequeño, todo tiene su importancia dentro del orden de la vida. Abrazo fuerte.
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Realmente la tradición de muchos pueblos, depende de la transmisión oral de ciertas historias legendarias incluso oníricas y fantasiosas que contienen una gran carga de enseñanza trascendental, para las generaciones futuras. Saber leer entre líneas se dice.
Muy emotivo y mágico tu relato.
Un abrazo.
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Hola Fran, todos los pueblos ancestrales de los diferentes continentes, trataron de explicarse el mundo a traves de mitos, dioses y rituales, que en muchos casos son muy parecidos entre sí. Es interesante asomarse a ellos y quizá vernos reflejados en esas personas, aunque de diferente manera, y sí, en muchos casos uno puede aprender alguna que otra cosa. Abrazo fuerte.
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Hola Ana que bonita historia cargada de símbolos y tradiciones.
El final es perfecto
Un abrazo
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Hola Puri, muchas gracias por pasarte y comentar. Saludos.
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Lo que algunos vemos como un guerrero otros lo interpretan como una tortuga. Por cierto, es genial la teoría de la tortuga que sostienen el mundo en su caparazón. Había una imagen animada que lo mostraba que a mis alumnos les encantaba. Precioso e histórico relato.
Un abrazo.
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Muchas gracias Rosa por tu visita y comentario. Los pueblos ancestrales de todo el planeta miraron el cielo y trataron de comprenderlo, cada uno a su manera. Abrazo fuerte.
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Hola, Ana. Buen relato, que entrelaza la leyenda maya con el realismo mágico, lo cotidiano con lo maravilloso.
Me encantó.
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Hola Cynthia, muchas gracias por pasarte y comentar, lo aprecio mucho y me hace feliz que te haya gustado. Saludos.
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Hola Ana. Tu historia tiene el sabor de los cuentos ancestrales, donde realidad, leyenda y naturaleza se funden. Y todo ello sazonado con la ternura de la complicidad entre padre e hija. Tradiciones que siguen vivas todavia en lo mas escondido de centroamerica. Un abrazo.
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Hola Ana. Tu historia tiene el sabor de los cuentos ancestrales, donde realidad, leyenda y naturaleza se funden. Y todo ello sazonado con la ternura de la complicidad entre padre e hija. Tradiciones que siguen vivas todavia en lo mas escondido de centroamerica. Un abrazo.
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Hola Jorge, sí, todos los pueblos ancestrales del planeta trataron de poner orden en su mundo, miraron el cielo y lo interpretaron cada uno a su manera. Enriquecieron sus vidas con dioses, mitos y leyendas muy curiosas. Gracias por tu visita y comentario, los aprecio mucho. Abrazo de vuelta.
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Buenas compañera. Aquí te dejo tu publicación de esta semana. Que tengas un buen finde. Saludos.
Fran.
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Muchas gracias, Fran. Saludos.
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hola Ana, muy cierto que los pequeños gestos también agradan a los dioses. Y es una manera de ordenar el mundo. Muy bien escrito Abrazotes
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Muchísimas gracias!❤️
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Hola Ana
Una vez más, tus cuentos narrando leyendas mayas y mexicas nos sorprenden y nos enseñan un saber ancestral. Y una vez más, me quedo encantada con el mundo que nos traes y con tu forma de contarlo que nos permite estar junto a ellos, participando de las antiguas costumbres y enseñanzas. En este caso compartiendo la complicidad generada entre Ah Kin y su pequeña Ix Muyal. ¡Felicitaciones!
Gracias porque esta es la forma de mantenerlos vivos.
Un abrazo fuerte de Marlen
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Hola Marlen, como siempre, gracias por leer mis «engendros» jejeje. El mundo maya es fascinante y saber cómo veían ellos al menos a Orión, se me hizo muy interesante. Abrazo más que fuerte para ti.
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Hola, Ana! Extraordinaria historia llena de dulzura que recupera un mito bellísimo! Gracias por regalarnos este viaje ancestral.
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Muchas gracias por dejar tu comentario, lo aprecio mucho. Lo malo es que WordPress me lo puso como anónimo. Gracias de nuevo, seas quien seas.
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¡Hola! Me ha encantado leer tu microrrelato y conocer la constelación de Orión desde el punto de vista de otra mitología. Además, gracias a la imagen que acompaña al relato podemos ver la representación en el cielo. Y la frase final es muy especial, con ese contraste del pequeño gesto en relación de la inmensidad del cielo y lo trascendental.
¡Gracias por participar en el microrreto!
Un abrazo.
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Hola M.A, agradezco tu visita y comentario, los aprecio mucho. Este reto de El Tintero resultó muy interesante. Abrazo fuerte.
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