Xiuhcóatl

Mi participación en el VadeReto del mes de Noviembre, donde la condición es que uno de los personajes tiene que ser un dragón. Jasc escribió que le gustaría ver cómo eran los dragones de mi tierra así que aquí va:

Llevaba días con una apatía tremenda, ni mis amigos, ni mis actividades y ni siquiera Tizoc, mi perrito faldero, lograban sacarme de ese estado. Ansiaba que «algo» sucediera que me hiciera reaccionar. Buscando un poco de dicha y también para no caer en depresión, comencé a hacer largos paseos al bosque cercano a mi hogar. Esperaba que el contacto con la naturaleza me distrajera un poco, pero ni eso parecía aliviarme.

Un día mientras estaba en el bosque sucedió algo sorprendente: De un paso a otro me vi fuera del idílico, fresco y siempre verde bosque nuboso, a una llanura de sequedad amarillenta. Desconcertada, miré hacia atrás y por un segundo vi la imagen del bosque diluyéndose hasta desaparecer en el aire. Eché de menos la sombra de los frondosos árboles cuando el sol cayó inclemente sobre mí y comencé a sentir calor. Mientras me despojaba de mi chaqueta me di cuenta que no estaba sola, en medio de charcos de sangre, yacían personas muertas. Mi corazón empezó a palpitar muy rápido y cuando de lejos me llegó el ruido de gritos y cosas chocando con violencia me sentí paralizada y sin saber qué hacer. Fue entonces cuando alguien me tómo con violencia por el cabello y me arrastró sin miramientos.

De nada sirvió retorcerme tratando de zafarme, ya que el brazo de mi asaltante, a quien no podía ver, desplegaba una fuerza de grúa. Sentí las piedras del suelo desgarrando mi espalda, y durante el arrastre pasé a un lado de aquellos cuerpos inmóviles, que miraban con ojos vacíos y desolados, como miran los muertos que ya no pueden contar su historia. Supe que no eran contemporáneos míos por la vestimenta: algunos apenas tenían un taparrabos sencillo, otros un mono de cuerpo entero de algodón. Tirados en el campo, había yelmos con formas de animales, lanzas, escudos redondos adornados con plumas de ave, también mazos de madera bordeados con puntas de filosa obsidiana; algunos de estos filos ya no estaban, se habían caído igual que se caen los dientes de la boca de un viejo. Identifiqué el creciente ruido como el de una batalla campal.

De repente mi captor soltó mi cabeza, que cayó fuerte contra el suelo, luego él se desplomó delante de mí, herido de muerte por una flecha. Me incorporé con dificultad y vi la vida escapándose de un cuerpo magnífico. Su boca se torció en un espasmo doloroso y la mueca quedó congelada para siempre.

Una flecha pasó rozándome la mejilla. A mi alrededor fuertes y feroces guerreros blandían aquellos mazos, destripando abdómenes y cortando cabezas con facilidad. El aire tenía un regusto a sangre. Yo estaba aterrorizada.

Una figura imponente se me acercó, el sol estaba detrás y a contraluz pude ver que del tocado de su cabeza salían plumas que ondeaban al capricho del viento, y de uno de sus brazos surgía algo que se movía de forma sinuosa, pero independiente del viento, parecido a una serpiente. Con voz apremiante y varonil me preguntó:

—¿¡Kampa tihuala!? ¿¡Tlen motokaz!? *

La lengua en la que había hablado me era desconocida, él repitió la pregunta y ahora parecía muy molesto. Hubiera querido entenderle. Una nube pasó y ocultó el sol y vi que era un guerrero de extraña tez azulada y ojos fieros. Una especie de reptil robusto color esmeralda aparecía enroscado en una de sus manos. No era una serpiente, pues a pesar de tener enormes colmillos curvados el hocico era demasiado alargado. Aquel reptil se estiró para mirarme, y yo retrocedí impresionada por sus ojos flamígeros.

Por detrás del guerrero, alguien se acercó amenazador, pero el se volvió y blandió al animal como si se tratase de un arma. De la boca del reptil salió fuego que vaporizó al enemigo al instante. Después ambos se volvieron hacia mí. Yo temblaba. El guerrero azul recitó otra frase ininteligible en voz alta y el dragón abrió su hocico de nuevo. Bajé la cabeza esperando la muerte. Solo que esta vez la criatura no lanzó fuego, sino niebla fría. El fragor de la batalla se fue atenuando hasta desaparecer y cuando la niebla se disipó me encontraba nuevamente en el bosque.

Si no hubiera sido por la herida de flecha en mi mejilla, hubiera pensado que todo había sido un sueño. Hasta el día de hoy no tengo explicación para lo que me pasó, pero cuando me siento aburrida, cuido mucho mis pensamientos y trato de no desear que suceda «algo» fuera de lo común, no me gustaría encontrarme nuevamente frente a frente con Xiuhcóatl, el dragón de fuego y su amo, el gran dios Huitzilopochtli.

Autor: Ana Laura Piera

Huitzilopochtli es uno de los dioses creadores en la cultura mexica y fue su guía para llegar al lugar donde fundaron la gran ciudad de Tenochtitlán.

El Macahuitl era una de las armas en el mundo prehispánico. Fue el arma principal de lucha cuerpo a cuerpo.

*¿Qué haces aquí? ¿Cuál es tu nombre? en náhuatl, (aproximado), si alguien puede hacer una traducción más exacta lo agradeceré.

Si me dejas algún comentario (que me encantaría) ponme tu nombre junto a él pues WordPress a veces los deja como anónimos. Gracias.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/xiuhcoatl-el-dragon-de-fuego/

28 comentarios en “Xiuhcóatl

  1. ¡Qué bueno!, que ya estás de vuelta dejándome con los ojos abiertos, un suspiro que se detiene y que de repente sale y un resoplido lo acompaña, es que la respiración se contuvo frente a ese combate, muy bueno, abrazo grande Ana, y me alegra volver a leerte

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  2. Impresionante, Ana. Me ha encantado. 👌Es tan plástico y descriptivo que tengo la impresión de haberlo visto en la realidad de tu sueño, en vez de haberlo leído. Colores, olores, armas, el fragor de la batalla y el inconmensurable encuentro con el dragón de fuego y su amo. Me ha llegado todo. Un lujo leer algo así. ¡Felicidades!
    Te mando un abrazo.

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  3. ¡Qué gustazo, Ana!
    Ya sabía yo que tus dragones eran especiales.
    No me atrevo a repetir el nombre porque se me sale la dentadura postiza (es broma 😂); pero me encantaría poder escuchar como se pronuncia.
    Toda la cultura Mexica es asombrosa, fantástica y bellísima; con todo ese colorido e imaginación. Creo que para cada figura mitológica nuestra tenéis vuestra particular réplica.
    Enhorabuena por este regalazo. Tanto el relato como la ilustración. Impresiona.
    Abrazo grande.

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    1. Muchas gracias José, me picaste un poco con lo de los «dragones de tu tierra» y pues resulta que si tenemos uno en la mitología mexica. Ya sabes que me encanta ese tema y bueno… Te agradezco porque aparte de la falta de tiempo la inspiración no ha estado muy fértil que digamos, hacía tiempo no escribía nada. Tus retos nos motivan. Saludos.

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  4. Hola Ana, en principio creí que iba a ser un relato con final terrorífico, pero diste un giro inesperado, si es que es cierto cuando afirman que hay que tener cuidado lo que deseamos no se qué se convierta en realidad. Me encantó el texto. Ya echaba de menos tus escritos.
    Te aplaudo.
    Saludos

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  5. Hola Ana.
    Éramos unos cuantos los que esperábamos tu participación en este VadeReto, queríamos que nos llevaras a tu tierra, a tus seres mitológicos, a épocas pretéritas. Y lo has logrado espléndidamente, como siempre.
    Tengo dos dudas: ¿el escenario que narras es la muerte de los 400 Surianos a manos de Huitzilopochtli? Porque recuerdo que cuando nació Huitzilopochtli, sus hermanos decidieron matarlo y matar a su madre, por considerar una deshonra su embarazo y Huitzilopochtli los mató a ellos y a su hermana (instigadora de la muerte de la madre). ¿O lo que cuentas son los sacrificios humanos que los mexicas le ofrecían a Huitzilopochtli?
    Y segunda duda ¿qué quiere decir «¿¡Kampa tihuala!? ¿¡Tlen motokaz!?» porque Google translator no lo reconoce y tampoco tiene el náhuatl como lengua.
    En fin, un placer leerte, gracias por traernos estos temas tan vilipendiados desde la llegada de los españoles a tierras «paganas».
    Un abrazo. Marlen.

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    1. Hola Marlen, la realidad es que no pensé en ninguna batalla en específico, bien podría ser la que mencionas. Se supone que Huitzilopochtli pudo ser en el origen un sacerdote-guerrero que luego fue mitificado. Las palabras en nahuatl son ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te llamas? Las saqué de una página que tiene frases básicas de este idioma porque es verdad, google no lo tiene. Gracias por leer y comentar, te mando un abrazo.

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  6. ¡Hola, Ana! Es qué hay que estar muy seguro para desear algo. A veces el aburrimiento nos hace anhelar aventuras, olvidándonos de los peligros. Muy bien narrada la escena, has logrado visualizar toda la crudeza de un campo de batalla sembrado de cadáveres. Un abrazo

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  7. Es muy realista la descripción que haces del protagonista comentando en primera persona. Las imágenes pasan por mi mente como si estuviera viviéndolas yo mismo.Me quedo, entre otras, con la frase: «Su boca se torció en un espasmo doloroso y la mueca quedó congelada para siempre». Qué bien escribes, Ana. Un lujo leerte.Un dragón y su amo el dios. El final es impecable.Enhorabuena Ana.Un abrazo.

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