El mito de la luna

Mi participación para el VadeReto de Agosto, donde la luna debe ser un personaje importante en el relato. Te invito a que entres al enlace para que visites el blog Acervo de Letras.

El Monolito de la diosa de la luna Coyolxauhqui. Su descubrimiento, durante la construcción del metro de la Ciudad de México, fue el preámbulo para la excavación masiva de lo que fue el Templo Mayor de los mexicas

La tarde era gris y soplaba un viento encanijado que revolvía el cabello de María, metiéndoselo en la boca y en los ojos, impidiéndole ver a sus muñecas. Su hermano Alonso pateaba piedras y conforme pasaba el tiempo lo hacía cada vez con más *muina, tanta que una de ellas voló con tal fuerza que acabó rompiendo la maceta de la monstera que reinaba en el patio.

—¡Alonso! —gritó María—. Mamá, te va a…

—¡No me importa! —interrumpió el niño—, y como para que no hubiera duda, se acercó a la malograda maceta y la pateó con furia, terminándola de quebrar y derramando parte de la tierra en las baldosas de piedra. En ese momento salió su madre acompañada de Fermín, el hombre que no era su marido y que a veces la acompañaba. Los niños odiaban esas visitas, pues era cuando tenían prohibido entrar a la casa hasta que Fermín se fuera.

—¡Por fin! —exclamó Alonso airado y se dirigió a su habitación.

María se quedó todavía un rato en el patio, mirando con pena la maceta y a la pobre Monstera, partida en pedazos y con las raíces a la intemperie. Le recordó la foto de Coyolxauhqui que venía en el libro que les había regalado el tío Sergio, que era arqueólogo, acerca de mitos mexicas.

—«Coatlicue, la madre de todos los dioses, se embarazó con una bola de plumas coloridas que cayó del cielo y se la guardó en el pecho. De ahí nacería Huitzilopochtli». Leyó María esa noche.

Alonso le lanzó una mirada de pocos amigos y estuvo a punto de decirle que lo más seguro era que Coatlicue se hubiera embarazado de otra forma, pero se calló. La niña siguió leyendo:

—«Los hijos de Coatlicue, encabezados por la diosa Coyolxauhqui se sintieron ofendidos por lo que consideraraban una deshonra y decidieron matarla». No entiendo, ¿qué hizo de malo Coatlicue?

—¡Cállate! ¡Tú no sabes nada! —gritó Alonso y volvió la cara a la pared para ocultar sus mejillas húmedas de coraje.

Al otro día se encontraron con que su madre había salido temprano y los había dejado al cuidado de Valentina. La joven niñera les había calentado tamales y atole de vainilla y los niños se sentaron a la mesa gustosos.

—Leí que en el preciso momento en que sus hijos la iban a matar, Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli. Él venía ya vestido como guerrero, equipado con sus armas y con ellas dio muerte a todos sus hermanos —dijo María con la boca llena de tamal.

—¿De qué hablas niña? —dijo Valentina, alarmada, sentándose también a la mesa con un café negro como sus ojos.

—Es del libro que el tito Sergio nos regaló —dijo María.

—Lo he visto, no lo lean, habla de cosas raras y tiene unos dibujos muy feos —advirtió Valentina. ¿Sabe su mamá que lo están leyendo? Ese libro no es apto para niños de su edad.

Por la noche María no encontró el libro y comenzó a llorar desconsolada.

—Te diré lo que sigue, pero calla esos berridos de una buena vez —le dijo Alonso—. Huitzilopochtli le cortó la cabeza a su hermana y arrojó su cuerpo desde lo alto, que al caer, quedó en pedazos. También mató a sus otros hermanos. Coyolxauhqui, entonces, se convirtió en la luna y sus hermanos en las estrellas del cielo. Así, la luna libra siempre una batalla contra el sol durante la noche y la pierde al amanecer.

—¿Y Huitzilopochtli? —preguntó María con los ojos muy abiertos.

—Él se convirtió en el dios del sol y de la guerra.

María fue hasta la ventana de la habitación y desplazó las cortinas para poder ver la luna, que estaba en su fase llena.

—Su madre Coatlicue se salvó, pero Coyolxauhqui no —dijo con pena. Pero es una suerte que la podamos ver ahí, colgada del cielo, como una gran perla. ¿Tú crees que papá la mira también desde el cielo? ¡Quizás él está ahí, viviendo sobre ella!

—¡Ya duérmete! —le dijo Alonso con brusquedad.

Cuando Alonso escuchó la respiración fuerte y rítmica de su hermana que le indicaba que esta dormía, se levantó de la cama y como había hecho antes María, descorrió las cortinas para observar a la luna. Ahí se quedó mucho… mucho rato.

Autor: Ana Laura Piera

*Muina: enojo (México)

Para saber más del mito de Coyolxauhqui y Huitzilopochtli clic AQUI

Nota: Pese a que suelen usarse como sinónimos, los aztecas y los mexicas no eran el mismo pueblo: los primeros eran los habitantes de la mítica Aztlán; los segundos, un grupo que se separó de ellos y que finalmente fundaron y ampliaron el imperio Mexica. Lo más correcto es llamarles mexicas.

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48 comentarios en “El mito de la luna

  1. Que final más bonito Ana. Alonso mirando la luna… Una historia que me ha emocionado. Bellísimo aporte al VadeReto.
    (no he entendido muy bien el comentario de la página de Marlem) dónde lo puse?
    De todas formas, disculpa mi error, son las prisas del barullo que hay en casa. Saludos y feliz verano.

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  2. Muy buen relato Ana, me parece una leyenda preciosa. Eso si, que raros y que difíciles de leer, al menos para nosotros, esos intrincados nombres de las antiguas divinidades. Muy buena aportación al reto.
    Un abrazo!

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    1. Hola Antonio, gracias por leer. Me gusta mucho todo lo relacionado con las culturas prehispánicas y a veces mis cuentos tienen esa temática. Sí que son difíciles los nombrecitos también para nosotros jajaja. Saludos.

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  3. Si me limito a un detalle, a una sola frase, eso no quita valor al resto. «El hombre que no era su marido pero a veces la acompañaba». Es una historia en si misma. Leía y, al llegar a esa frase, todo se expandió, la historia se hizo otra, más rica, más profunda. Todo fue ya distinto.

    El resto ya lo estamos comentando, no lo paso por alto, pero queda para mi en un segundo plano después de esa frase que hace personas a los personajes y convierte en historia al relato.

    Es una frase maravillosa, Ana. Un tesoro que viene de tu mano. No es la primera frase excepcional que te leo, insiste en esas ideas, en ese tipo de frases, les dan sentido a todo.

    Un abrazo.

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  4. Hola, Ana.
    ¡Cómo me gustan las leyendas e historias de tu tierra!
    (mucho más contadas por tu maravillosa pluma)
    La verdad es que esos nombres, más allá de que se me haga un nudo en la lengua si intento pronunciarlos, tienen una gran belleza. Determinan una cultura muy especial y llena de simbolismos y misterios.
    La historia que esconden las lágrimas de Alonso, como bien indica Isra, es la gran protagonista del relato. El pequeño se la intenta ocultar a su hermana, a pesar de sufrirla, pero no puede evitar agradecerle su fantasía e intentar, en ese maravilloso final, vislumbrar la luz de su padre en la luna.
    Dos historias bellísimas, la leyenda y la realidad.
    Muchísimas gracias, Ana. ¡Qué gran regalo para el VadeReto!
    Abrazo grande

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  5. .¡Ana, la que se pinta sola para los retos! Y espléndida en utilizar lo nuestro, que es tan bello. Narraste perfectamente la leyenda y me has invitado a leer más para recordar lo que se haya empolvado en mi memoria. Pero me transportaste Ana, muchas gracias y un abrazo!

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  6. Hola, Ana, nos narras una leyenda preciosa, mágica. Tiene una fuerza que te atrapa y sobrecoge. En paralelo la vida de esos niños, con la ternura de ese final que nos conmueve porque compredemos su propia historia.
    Me ha encantado.
    Mi cariñoso saludo, Ana.

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  7. ¡Me encanta el final!. Necesita intimidad para mirar la luna y tal vez, hablarle en silencio de la ausencia que le duele. Me ha gustado como incluyes el mito, la leyenda en mitad de tu relato. Como he leído en comentarios anteriores, dos historias en una. El cuento y la realidad. Dura realidad, al menos para Alonso.
    Saludos

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  8. pues aquí he tenido problemas porque cuando salen dioses mexicanos, los identifico con la primera letrA y ya; pero aquí hay dos que empiezan por C. Supongo que mira a su hermana, que colgada del cielo le debe parecer menos inocente que la de carne y hueso. Me encantó cuando Alonso se muerde la lengua y no le dice que posiblemente, la diosa madera no wue preñada por una bola de plumas, sino de otra manera. A su madre , seguramente se lo hubiera dicho.
    Pero lo más fue el que empieza por H, que nació con el traje de guerra puesto y lo primero que hizo fue ami orar la competencia. acabo de rey sol claro.
    Un relato de mezcla y paralelismo entre la realidad y la religion

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  9. Un texto descriptivo de unos actos que, sin decir, dicen mucho. Se aprecia la rebeldía del pequeño por la ausencia de su padre, su exquisita inocencia acorazada…; la actitud abierta y comprensiva de la niña…

    Admiro ese modo de contar sin contar, mediante escenas. Se te da muy bien, eres muy sutil.

    Paralelamente, hemos aprendido el origen de la luna desde la visión mítica de los Mexicas.

    Precioso trabajo, con un final de enorme ternura.
    Un abrazo cordial!

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  10. El mundo está lleno de cosas bonitas, de mitos y leyendas, de historias fantásticas.
    Tu aporte es sensacional, lleno de luz de luna, de misterio con esos golpes de escena donde los personajes toman forma y muestras su personalidad.
    Estos nombres son tremendos y para los españoles que pretendemos pronunciar todas las letras, un galimatías.
    Un beso enorme 🙂

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  11. Alucinante esos mitos prehispánicos, denotan un gran conocimiento de la bóveda celeste como los antiguos mesopotámicos, pero desde otro punto de vista. Los niños esperan en el patio que el hombre que acompaña a veces a su madre, salga, para que puedan entrar ellos, mientras, Alonso actúa con rabia su hermana se lo toma con filosofía. Me ha encantado.

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  12. Bonita leyenda sobre los astros, aunque efectivamente, algo sangrienta para explicársela a los niños! Je, je! Cada antigua civilización tiene su propia historia para explicar el nacimiento de la Luna, el Sol y el resto del firmamento. A algo tan grande sin duda había que buscarle una explicación! Ja, ja! Un abrazote!

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    1. Hola Marifelita, si tienes razón en que no es una historia muy fácil para niños aunque yo de chica me encantaba leer de estos temas y siempre me han apasionado. Estaría bien juntar todas las explicaciones de los astros por los diferentes pueblos en un libro. Saludos y gracias por comentar.

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  13. Preciosa leyenda, Ana, muy chula la forma de contarla a través de los niños y con un final muy bonito. Me parecen muy interesantes el enlace al mito y los aportes sobre las diferencias entre aztecas y mexicas. Un abrazo muy fuerte!!

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  14. Hola Ana.
    ¡Me encantan las leyendas de las culturas prehispánicas, con sus nombres tan sonoros, sus caracteres, sus dramas como buenas leyendas. Pero es que nos cuentas mucho, muchísimo más, con la inocencia de María, intrigada por la narración del libro. Y la rabia desatada de Alonso, furioso porque su madre ya ha olvidado a su padre y se ha enamorado de otro hombre.
    La tragedia salta del libro a la tierra y el drama inunda la escena y acaba con el niño junto a la ventana, buscando el rostro de su padre en la cara brillante de la luna.
    ¡¡Un precioso cuento que nos encandila!!
    Un abrazo fuerte.

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