Lo que perdimos.

Mi participación en el «VadeReto» del mes de Julio: Hacer un relato inspirado en un tatuaje, contar la historia que nos sugiere.

imagen generada con IA

Hacía mucho que las tuberías vomitaban todo menos agua. Ahora eran guarida de insectos y por más que intentábamos ordeñarlas, solo obteníamos desencanto y más sed, una sed tortuosa y mortal. Pronto comenzó la «Guerra del Agua». Primero murieron los ancianos y los enfermos. Las familias se juntaron en clanes, y armándose con lo que pudieran, incursionaban en otras partes de la ciudad, apropiándose con violencia del preciado recurso. Los ricos se atrincheraron en sus mansiones, pero estaban solos, pues el gobierno hacía mucho que no mandaba.

Tenía yo once años y recuerdo cuando entramos a una casa de la cual se decía que había una gran reserva. Mis tíos entraron como huracán y con sus rifles y pistolas acabaron con casi todos. Solo quedaba otro niño de mi misma edad que apareció después, se había escondido al escuchar el estruendo de las balas y los gritos. Mi tío Néstor me habló con su mirada, pidiendo que me encargara de eso, y… lo hice. Luego corrí donde estaban todos ocupados vaciando una enorme alberca. Yo temblaba, pero me repetía como un mantra las palabras que desde chicos nos habían enseñado: «Había que hacer siempre lo necesario para sobrevivir».

Por lo que tuve que hacer en aquella casa, mi tío me tatuó una gran gota de agua en el brazo, y dentro de ella una calavera.

Cuando pensamos que ya, ahora sí, se había acabado toda el agua escondida y que todos moriríamos deshidratados, empezó a llover como nunca habíamos visto. Hubo inundaciones pavorosas y muy pronto casi todo quedó anegado. Ahí empezó la «Guerra por la Tierra». Incluso un pequeño pedacito donde poder pararse y vivir era considerado un tesoro.

Mi hijo César me está viendo en este momento con ojos demasiado cansados para alguien que tiene apenas diez años, le duele el brazo derecho donde le hice un tatuaje: una colina emergiendo del agua y dentro…sí, una calavera…

Autor: Ana Laura Piera.

322 palabras.

Pido disculpas por el tema, sé que a muchos les gusta leer solo cosas bonitas y positivas pero en esta ocasión los voy a contrariar.

Si quieres saber más de este reto y leer otras participaciones da clic AQUÍ

https://bloguers.net/literatura/lo-que-perdimos-cuento-corto-de-317-palabras/

52 comentarios en “Lo que perdimos.

  1. Si a mi me encantan estas historias crueles, aunque para ser justos la muerte del primer chiquillo no lo llamaría yo un asesinato…. porque un soldado si bien mata a un enemigo, no son asesinos…. (es un tecnicismo)….. Pero me encanto, primero el agua se agota, luego hubo agua y pasamos a la tierra y quizás los barcos como medida de poder y riqueza…. me has hecho alucinar, SI, un poco de «oscuridad» en lo escrito también es bueno. Y me haces reflexionar ¿Por qué será que cuando el mundo se comienza a acabar la gente se torna carnicera?

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    1. Hola Josef, es verdad, quizás deba cambiar la palabra «asesinato». Cuando todo se va al carajo creo que entra fuerte lo del instinto de supervivencia que tiene siempre algo «animal». Gracias por tu comentario y visita. Saludos.

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  2. Hola Ana, no tienes por qué disculparte, a veces salen estos temas, forman parte de nuestro día a día, es inevitable. Te ha quedado muy bien el relato y el uso del tatuaje muy bien hilado con el resto. Te felicito por él.
    Un abrazo. 🙂

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  3. Pues me ha gustado mucho como lo has desarrollado. Real y cruel a partes iguales. Además, el tema del agua como elemento de futuros conflictos en un entorno de sequía y cambio climático, es perfectamente posible. Un abrazo.

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    1. Hola Sabius, si, con eso de que por ejemplo en Montevideo, Uruguay y su área metropolitana se están quedando sin agua. Tengo amigas allá y me platican que está horrible la situación, lo que sale de las cañerías es agua salada pues lo poco que hay lo están combinando con agua de mar. Y todo por la sequía y la falta de prevención de los gobiernos que han tenido. Claro que es perfectamente posible. Gracias por tu visita y comentario, lo aprecio mucho.

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  4. Para mi el agua y la tierra quedan en segundo plano, los veo solo como un recurso. Esta historia es humana: un bautismo de fuego que se repite, de madre a hijo, como una regla en un mundo sin ellas. A partir de aquí, son los detalles los que enriquecen la historia, mucho más allá de la trama evidente. Ese tatuaje que duele, pero, ¿a quien le duele más, al hijo que puso el brazo o a la madre que lo ha arrojado a una espiral de violencia de la que ella no ha podido salir? Hay niños que mueren y niños que matan. ¿Por qué el dolor es un premio en un caso, y en el otro se obvia?
    Son este tipo de preguntas las que hay que sembrar en el lector, porque son las que dan profundidad al relato, las que lo elevan a una dimensión mucho más elevada que una mera historia de pandilleros en un mundo distópico.

    Aquí se está sometiendo a juicio a la violencia, se está presentado una decision drástica, se esta especulando sobre la condicion humana, y también hay agua y tierra en la superficie, de esta gran historia que hay que saber leer.

    Un abrazo.

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    1. Hola Isra, en lo personal creo que sí le falta profundidad, ahondar un poco más en lo que sienten los personajes. Quería hacer un relato corto y si me ponía a ello se iba a hacer más largo pero coincido contigo y es algo que debo pulir y mejorar. El relato que leí de ti para el VadeReto me pareció muy bueno, precisamente por ello. Gracias por comentar.

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      1. No, no le falta profundidad, esta ahí. A Hemingway le pidieron una historia en seis palabras y él escribió: «Vendo zapatos de bebé. A estrenar». Es impresionante, y desgarrador a la vez. Y esta todo ahí, en seis palabras.

        A veces pecamos de ser demasiado explicitos, y eso llega a ser un menosprecio al lector. No, no creo que le falte profundidad a tu historia, esta ahí, sugerida, insinuada en detalles. Yo la veo. Quizás ocurre que la trama distopica es potente y oculta las otras dimensiones.

        Ana, tu relato es muy bueno, solo hay que saber leerlo, y saber rellenar los huecos, que es trabajo siempre del lector.

        Abrazos, y ánimo.

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  5. Muy buen relato Ana, no veo que sea especialmente desagradable como para disculparte. Seguro que todos hemos leído, o visto, libros o películas con temas más escabrosos. Además, al ritmo que llevamos de desastres naturales, no nos extrañe que un día lleguemos a esos mismos extremos, no digo lo de asesinar, pero si lo de la escasez de agua.
    Un abrazo!

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    1. Hola Antonio, checa lo que está pasando en Montevideo Uruguay donde sus reservas de agua estaban al 2% (creo ha llovido un poco ya) pero el agua les alcanzará para un par de semanas, de los grifos sale agua salada. Tengo amigas allá y es una verdadera emergencia, por la sequía y también por la mala gestión administrativa que no buscó opciones. Una vida sin agua no es posible. ¿Y si esto fuera generalizado? Ahí todos nos volvemos locos. Gracias por comentar Antonio. Te mando un abrazo.

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  6. Hola, Ana.
    Disculpas, ninguna; todos los géneros tienen cabida en el VadeReto.
    Además, este tipo de historias deberían de servir para mentalizarnos, aprender de nuestros errores y confiar en un futuro mejor. Sin embargo, todos nos tomamos estos relatos más como una fantasía que como Ciencia Ficción premonitoria (lo que llaman anticipada).
    La historia es formidable, muestra como es «nuestra especie»; si no estamos guerreando por el agua, lo estaremos por la tierra. Dicen que está en nuestra sangre, pero yo creo que es una simple excusa.
    También es verdad que cuando la supervivencia es nuestra primordial meta, no hay ideologías, conciencia o benevolencia; eres tú o los demás y aquí, más que nunca, prevalece el egoísmo; sobre todo si está en juego la vida de tu familia.
    Es un relato duro, pero más real de lo que se quiera creer. Y, tal vez, una profecía que no queremos creer. Tengamos esperanza, aunque los vientos parecen traernos un futuro demasiado negro.
    Muchas gracias por este regalo, Ana.
    Otra grandísima historia para este soberbio VadeReto. ¡Sois increíbles!
    Abrazo grande, grandote.

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    1. Hola José, muchas gracias. En verdad creo que si hubiera una escasez generalizada de algo que sea vital, ahí se terminaría toda la cordialidad. Creo que es muy plausible viendo lo que pasa por ejemplo, ahorita en Uruguay, en Montevideo con lo de su emergencia hídrica. Hay que cuidar los recursos naturales, significan la vida y también nuestra humanidad. Te mando un abrazote.

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  7. No me siento contrariado, me gusta ese tono mítico con que describes las cosas y en este caso tocando un tema que nos toca tan de cerca y que está ocurriendo aquí mismo. Inundaciones y sequías infernales. Incendios pavorosos que se esconden detrás de las noticias más frívolas para tenernos ocupados en bobadas. La humanidad está en peligro, pero como nos cocemos a fuego lento, pocos quieren aceptarlos y los que lo hacen son llamados agoreros.
    Ya me he enrollado.

    Un abrazo

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  8. ¡Hola, Ana! En alguna ocasión he comentado que existe una gran diferencia entre escribir bonito y narrar. Lo primero no tiene mayor interés, lo segundo atrapa. En este micro has narrado y para ello has usado el elemento esencial que busca cualquier lector: el conflicto. Esto es lo que da sentido a la Narrativa y casi diría que a la vida. Si hace unos cuatro millones de años no hubiera habido una sequía descomunal en lo que hoy es Etiopia, seguramente nada hubiera motivado a esos homínidos que disfrutaban tranquilamente de sus frutas colgados en los árboles a ponerse sobre dos patas. El conflicto causa dolor, pero es lo único que nos hace evolucionar, como especie y como personas. Un abrazo!!

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  9. Hola Ana.
    ¡¡Uuaaaauuuuu!! El conflicto no sólo por el poder, sino por la supervivencia tuya y de tu grupo. Las emociones más básicas. Matas o mueres, y a eso, también te acostumbras. Me encanta cómo nos has metido en el relato a través de los ojos y sentimientos de un niño que debe adaptarse (no queda otro remedio) a lo que le ha tocado vivir. Y te preguntas qué harías si estuvieras en su piel. En esa piel en la que quedan grabados para siempre, el compromiso con tu grupo, con tu familia y el dolor.
    Un futuro horroroso y tal vez, no tan lejano. Suavemente, con las palabras justas, con sus detalles explícitos y sugeridos, como tú sueles contar, nos haces reflexionar sobre temas en los que no queremos hacerlo. ¿Qué es eso del cambio climático? A mí no me toca. Yo vivo bien.¿Cuidar los recursos naturales? Sí, ya lo haré cuando tenga tiempo.
    El tiempo avanza inexorable. A pesar de los esfuerzos, no logramos detenerlo. Y todo, todo, a pequeña o gran escala, tiene sus consecuencias.
    Gracias por tu aporte. ¡Felicitación enorme! ¡Me encantó!
    Y que conste que tus disculpas no van conmigo. No me alimento sólo de cosas bonitas. La vida es más compleja de lo que nos parece, no tanto como a veces, creemos. Pero mucho más que en el mundo «happy» en el que creen vivir otros.
    Un fuerte abrazo, Ana.

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    1. Gracias Marlen, la verdad es que es un tema que se debe de hablar. Ve lo que está pasando en Uruguay en Montevideo donde por una mala planeación están sin agua y enfrentando una crisis, tengo amigas allá y la están pasando super mal. En fin, gracias de nuevo. Un abrazote…

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  10. Una inquietante narración en primera persona que capta la atención desde la primera palabra. El tema de fondo, aparte de la referencia directa a sequías e inundaciones, males del clima que están a la orden del día y presentes en la historia de la Humanidad, nos sitúa en situaciones perfectamente factibles a las que podemos enfrentarnos en cualquier momento de nuestro incierto futuro. Extraordinaria composición la que consigues en tus relatos, Ana.
    Mi más sincera enhorabuena.
    Saludos.
    Marcos

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    1. Hola Themis, si, es todo un tema. No recuerdo si eres de allá pero tengo amigas en Uruguay, en Montevideo y ahorita están enfrentando una crisis con el agua. Una situación así podría estar en nuestro futuro si no cuidamos lo que tenemos. Te mando un fuerte abrazo.

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      1. Sí Ana, soy de aquellos rumbos, la diferencia con México es que aquí ya se lleva mucho tiempo comprando el agua para beber y en muchos lados es salobre como del lado del Caribe, digamos que casi todas las reservas de agua fueron vendidas ya, en cambio en Uruguay, están empezando a acostumbrar a que se compre, más allá que no se puede desconocer la sequía, y que las reservas las quieren guardar para el hidrógeno verde y otros negocios que tienen entre mano o sea privatizarla. Sin lugar a dudas hay que tomar conciencia y defenderla, para que no se las siga arrebatando a los pueblos y privatizándola. Abrazo bien grande

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  11. Bueno, lo de las disculpas está claro que no hace falta, y además no podría concretar pero has escrito cosas más tremendas. pero, al grano:
    Lo mejor para mi es el título. Aunque podría parecer que lo wue perdimos fue la estabilidad climática, aquí, lo que perdimos más gravemente fue la humanidad, la civilización.
    como es un micro no se puede profundizar demasiado, pero en caso de un texto más amplio, el conflicto sería, cuando y hasta donde han de avanzar las circunstancias para perder la humanidad. Que además sería un momento diferente para cada individuo.
    El momento de ocuparse del otro niño, también es tremendo, y la sutileza con que lo describes dentro de la crueldad de la escena.
    Abrazoo, Ana

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    1. Hola Gabiliante, muchas gracias por comentar. Si, el título hace alusión a ambas cosas y es que enfrente de una crisis por sobrevivir, lo que nos hace humanos se desfigura, no se pierde, porque aún estaríamos cuidando de «los nuestros» pero la empatía por otras personas se va al caño. Gracias por leer y comentar. Te mando un abrazo.

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  12. Hola, Ana, me ha encantado esta historia. Su contenido es duro, sí; pero tan real como la vida humana. El agua y la tierra han sido las dos fuentes más importantes de conflictos y guerras desde tiempos inmemoriales.
    Me ha gustado mucho esa técnica narrativa con la que marcas el paso del tiempo y cómo las tradiciones permanecen. Lo que de niña le grabaron en la piel para que perdure, de madre lo repite en su hijo, aunque el tema de la lucha sea en este caso por la tierra.
    El título, en este caso, me parece un lamento al final por todo lo que se ha perdido.
    Un abrazo, Ana.

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  13. Ay, Ana, a mí no me has contrariado, todo lo contrario, desde ya te digo; ¡me ha encantado! Parece que has contado la escena de un futuro. Los elementos principales para sobrevivir los has puesto en bandeja; tierra y agua. Nadie sabe lo que puede perder en tan solo un segundo, y nadie gana nada si el resto pierde. Y también pones a reflexionar que no hay edad, para hacer lo «que sea» a fin de seguir con vida. Y pones el tatuaje como recuerdo de lo que fue y que tal vez no debiera haber sido.
    Tu relato tiene muchos matices, y ahora que todo parece «quebrar» de alguna manera, hasta imagino real {ojalá que no…}.
    Se me hizo corto…. Gracias por escribirlo así.
    Un gran abrazo.

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