La Despedida – Microteatro

Mi participación en el reto del microteatro de Junio, de Merche Soriano, desde su blog «Literature & Fantasy». Consiste en hacer una obra con el tema «despedida alegre y feliz»

PERSONAJES:

Rosario, oficinista de mediana edad.

Voz masculina (nunca se ve el personaje, solo se oye su voz).

Escenario: El pasillo de un edificio de departamentos.

Llega Rosario, saca su llave y la introduce en la cerradura, se escucha una voz que dice:

Voz: —¡Ay! ¡Que me han picado el trasero!

Rosario: (Sorprendida y enojada): ¿Pero quién diablos eres? ¿Qué haces adentro de mi departamento? (Hace esfuerzos por abrir la puerta, pero no puede, empuja, patea, toca con los puños, nada). ¡Llamaré a la policía!

Voz: Por mi llama a quien quieras, la cosa es que no me puedo mover.

Rosario: ¡Sal, cabrón!

Voz: Rosario mira, no hay necesidad de tanta violencia verbal. ¿Cuál ha sido tu más grande preocupación últimamente?

Rosario: ¡Hijo de puta! ¿Cómo sabes mi nombre?

Voz: Sería fácil de averiguar, pero no tuve necesidad. Yo sé que te has preocupado mucho por esos granos que te salieron en el culo. ¿A que sí? (Rosario abre la boca y los ojos se le quieren salir de la sorpresa).

Rosario: ¡Shhhhhhh! Baja la voz que no quiero se enteren los vecinos. ¿Cómo es que sabes eso?

Voz: Bueno, lo sé porque yo soy esa preocupación. ¡Mucho gusto! La que sucede es que soy tan grande que mi masa ocupa cada rincón de tu departamento. ¡Si me vieras! ¡No queda un espacio libre aquí! Ya sé que te estarás preguntando cómo es posible. Ni yo mismo lo sé. El caso es que cuando desperté, en vez de encontrarme dentro de tu cabeza, estaba acá. ¿A que hoy te has sentido un poco menos preocupada?

Rosario se queda pensando y hace un gesto afirmativo.

—¿Y ahora cómo hago para recuperar mi departamento? ¿Llamo a una grúa?

Voz: No estoy seguro. ¡Es que dejaste que yo creciera desmesuradamente! Quizás si haces algo para que yo me vuelva pequeñito…

Rosario: Esto es una locura. (Se jala los pelos).

Voz: ¡Concéntrate! Necesito que pienses en cómo podrías hacerme empequeñecer. ¿Quizás sacar esa cita médica tanto tiempo postergada? Decídete pronto, necesito orinar y si lo hago en este estado ya te imaginarás como quedará tu departamento.

Rosario: (Apurada) ¡Veré si el doctor me puede recibir en este momento! (Saca su móvil y se cierra el telón).

Escena II

Regresa Rosario a su departamento, en la mano lleva una bolsa de medicinas. Mete la llave con mucho cuidado esperando escuchar algo, nada. Puede abrir normalmente. Se oye una voz muy aguda, como las que salen cuando aspiras helio, que le habla desde el piso.

Voz: ¡Bien hecho! Ahora ya puedo irme. ¡Qué alivio! Espero que ya no nos veamos. ¡Ah! Y no tengas sexo con vagos… ¡Adiós! ¡Adiós!

Rosario mira al suelo y sigue aquello que le ha hablado con la mirada y que ahora se va alejando. Suspira aliviada (un suspiro hondo, exagerado), y con una sonrisa amplia en el rostro mueve la mano en señal de «adiós». Entra de lleno en el departamento. (Ella ya no se ve, solo se escucha su voz).

—¡Hijo de puta! ¡Qué puto asco! ¡Mal parido!

SE CIERRA EL TELÓN, FIN DE LA OBRA.

https://bloguers.net/literatura/la-despedida-microteatro/

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

Autor: Ana Laura Piera.