Microrrelato de fantasía épica.

Con la runa de la victoria en el cuello, Gwendal selló el abismo donde yacen los impíos. Tierra, Mar y Cielo respiran al fin, libres del hedor del mal. Desde lo alto, un halcón desciende portando la Flor del Paraíso, la recompensa para los justos.
Ya no hay guerra, ni vigilia. Es tiempo de multiplicar la bondad.
Gwendal baja la guardia. Por primera vez, la guerrera piensa en sí misma. Los Tres Reinos la bendicen en silencio.
80 palabras incluyendo título.
Autor: Ana Laura Piera.
Los Tres Reinos también son metáfora de nosotros mismos; sobre ello escribí una reflexión en Reflexópolis, te invito a leerla.

Eres admirable, Ana. ¡Cuántas letras salen de tu mente, con hermosa creatividad! Saludos
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Muchas gracias por pasarte, Jaime. Saludos.
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Hola, Ana, genial, parece el párrafo final de una gran fantasía épica, estaría bien que escribieras lo anterior, jeje, pega totalmente.
Un abrazo. 🙂
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Hola, Merche. Sí, en el abismo creo que meteríamos a muchos de los políticos actuales jajaja. Abrazo fuerte.
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Hola, Ana. Me encanta tu microrrelato, me transmite esperanza. Además, creo que has mezclado todos los elementos del reto de forma magistral, no se notan forzados, sino como si formaran parte de la historia de forma natural. Buen trabajo. Muchas gracias por tu aportación al desafío de este mes. Un abrazo y muy feliz día 🙂
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Gracias Lidia, me encantan tus desafíos y leer las aportaciones de los demás. Abrazo y feliz domingo.
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Mucha fantasía condensada en tan breve micro.
¡Felicidades, Ana!
Abrazo Grande.
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Gracias José, sí creo que sugiere una historia muy movida detrás. Como le decía a Merche, en el abismo meteríamos a muchos de los políticos y dirigentes actuales y que no vuelvan a salir. Jejejej. Abrazo de vuelta…
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Hola Ana,
Magnífico final para un historia anterior que queda pendiente o nos podemos imaginar todo lo que podía salir del abismo.
Un saludo
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Tu micro convierte la runa Sowilo en sello de victoria y la Flor del Paraíso en premio íntimo, cerrando una saga con paz personal. Me encantan:
En resumen: una oda al descanso del héroe donde la victoria no es ruido de espadas, sino el primer pensamiento en uno mismo… ¡y los reinos, en silencio, aplauden.
Abrazos
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Hola Marcos, muchas gracias. A ver cuándo te animas a participar con Lidia, no estoy segura, pero creo que no te he visto en ninguno de sus retos. Abrazo fuerte.
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Acabo de terminar el micro de 100 palabras para el reto de Lidia de noviembre. Lo publicaré uno de estos días.
Un abrazo
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Hola Ana ¿sigues teniendo problemas para publicar en la sección comentarios de mi blog? Es importante que lo sepa para darle otra solución distinta a la ya adoptada.
Muchas gracias.
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Hola Marcos, una disculpa, ando de viaje y no he tenido mucho tiempo para ponerme al corriente contestando mensajes o con mis lecturas pendientes. Creo ya te había puesto un comentario de que por fin me había dejado comentar en tu blog. No sé que hiciste pero creo que funcionó. Saludos.
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muy bueno
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Gracias Manuel, espero leer pronto el tuyo. Saludos.
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Nunca
Nunca me vas a dejar de sorprender. De verdad. Sentí PAZ al leer. Me siento liberada y llena de esperanza. ¡Algo bueno está pasando! como dice una canción. Un abrazo a tu corazón, directo y sin escalas. 🌹🤗🌹🌹🤗🤗
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Gracias Maty, me imaginé ahí a varios políticos y dirigentes actuales encerrados en ese abismo jejeje. Abrazo fuerte.
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Un texto que marca el fin de una gran lucha. Gwendal logra la paz y, al hacerlo, descubre el valor del descanso y del bienestar propio. Es un cierre lleno de serenidad y esperanza.
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Muchas gracias Lincol, por pasarte y comentar. Saludos.
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Es triste tener que acabar una guerra para poder pensar en sí misma. Pero la vida es así.
Besitos 😘
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Así es Ratoner, saludos.
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Hola, Ana:
Con mucho retraso, pero aquí comento: me ha parecido muy épico tu relato, contándonos el momento después a que se hubiera terminado la guerra.
Saludos cordiales.
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Hola Mercedes, gracias por pasar y leer, lo aprecio mucho. Abrazos.
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Qué bonito. 👏👏👏💐
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Muchas gracias Azurea. Saludos.
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Te comento por acá… me sorprendió tu última entrada: «Las musas han dicho basta». Me ha llegado la reflexión. Sí, vivimos tiempos raros, con la sombra del desastre acechando. Otras generaciones lo vivieron, pero qué nos importan otras generaciones, lo estamos viviendo nosotros, ahora. Solo queda pedirle a las musas que no claudiquen, pues es en sus ensoñaciones que se puede encontrar un poquito de paz. Abrazo fuerte.
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