La Basílica – Microrrelato.

Mi participación en el reto de Lidia Castro Navás, «Escribir Jugando», del mes de mayo. Condiciones: No más de cien palabras, inspirarse en la carta, incluir el elemento «obsidiana» y opcional que aparezca algo relacionado con la flor del cactus: inner cleansing cactus. (Más detalles en el blog de Lidia, da clic AQUÍ)

La basílica subterránea estaba custodiada por ángeles de rostro severo que daban un aire siniestro al lugar. En medio de velas que buscaban rasgar la oscuridad, tres espadas vencidas, rendían culto a una victoriosa mujer de piedra.

Pensé que hubo un tiempo en que, buscando sustento, los hombres en conjunto derribaban animales con sus armas de punta de obsidiana, cuidándose entre todos. Pero este lugar me susurraba sobre muertes sin sentido, odio fratricida.

Salí dando tumbos buscando el aire y el sol. Me senté temblorosa junto a un cactus. Hay lugares que nos hacen llorar.

Autor: Ana Laura Piera

Número de palabras incluyendo el título: 97

Valle de Cuelgamuros, antes: Valle de los Caídos. San Lorenzo del Escorial, comunidad de Madrid, España.

Nota: La imagen de la carta me recordó vivamente la estética de la Basílica del Valle de los Caídos y por eso me inspiré en ese recuerdo. Durante la guerra civil española mi abuelo peleó del lado republicano y aunque él fue afortunado y pudo emigrar a México, otros no tuvieron esa suerte, muchos de sus compañeros acabaron enterrados en ese lugar.

https://bloguers.net/votar/AnaPiera68

https://bloguers.net/literatura/la-basilica-microrrelato-de-97-palabras/

27 comentarios en “La Basílica – Microrrelato.

  1. Wow, Ana. Me impresiona tu microrrelato y más comprendiendo de dónde viene tu inspiración. Cuando lo iba leyendo me evocaba un pasado demasiado vivo; luego vi tu foto y lo entendí todo.

    La historia está llena de guerras entre hermanos, pero la de España aún mantiene la herida abierta. Mi abuelo también estuvo en el bando republicano, aunque él solo tenía 9 años, pero eso no le impidió ayudar en la construcción del refugio antiaéreo de mi pueblo.

    Muy buen trabajo. Muchas gracias por tu aportación al desafío de este mes. Te mando un abrazo.

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  2. Hola Ana, tu relato levanta ampollas a quienes tuvimos familiares en el banco republicano. Un gran aporte al reto y excepcional narrativa. Enhorabuena. Un abrazo

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  3. Hola, Ana, redondo, te ha quedado un micro redondo y, como bien dices, con un recuerdo muy doloroso, el de una guerra que no debería haber ocurrido. Me ha gustado mucho y te felicito por él.

    Un abrazo. 🙂

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  4. Hola, Ana.

    Un monumento que entristece a muchos y que sigue envalentonando a otros. Por desgracia, lo que tendría que haber sido enterrado, sigue demasiado vivo.

    Me alegra que tu abuelo pudiera exiliarse en México, fueron muchos los que no pudieron. No conocí a mis abuelos y tampoco me contaron sus historias, pero estoy seguro de con qué bando se sintieron afines. Lástima que haya que tomar partido. Dos colores para un mismo país, sigue siendo una historia muy triste para un país sin memoria.

    Felicidades por el relato, pequeño pero motivador y reflexivo.

    Abrazo grande.

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    1. Hola José, sí, es un pasado doloroso y desgraciadamente todavía enfrenta a muchos.
      En cuanto al lugar, es impresionante, sobrecogedor de una mala manera, no se pueden tomar fotos adentro. Las imágenes te las llevas en el alma junto con el sentimiento de dolor y pena que da estar dentro. Muy triste. Jamás volvería. Gracias por pasar y comentar. Te mando un abrazo grande.

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  5. ¡Hola, Ana! El ser humano es un animal territorial, cuando vivíamos en clanes o tribus el enemigo era el que invadía el territorio; cuando nos civilizamos la cosa no cambió, ni cambia, ni cambiará. Las ideologías, el dinero y demás tonterías precisarán siempre de un contrario u opuesto para reafirmarse y existir. Siempre habrá el otro, el enemigo. Y al final siempre llegará el conflicto y la tragedia.

    Bueno, me parece que me he ido demasiado pallá, ja, ja, ja… Estupendo micro, inspirado profundamente. Un abrazo!!

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    1. Hola Maty, a veces me pasa. Pones el comentario y antes de publicarlo sale un recuadro que si quieres recibir notificaciones o algo así, y uno piensa que el comentario ya se fue pero no. Hay que picarle fuera de ese recuadro para que se cargue. Así que tu papá luchó en esa guerra estúpida. Me alegro que haya podido venir a México. Te pones a pensar en todo lo que tuvieron que vivir y da mucha pena y también que todas sus decisiones de vida hicieron posible que tu y yo hoy estemos aquí. Te dejo un abrazo gande.

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  6. Gracias Ana, es un triste recuerdo de que el verdadero reto está en tener muy presente que en cualquier momento y lugar, los humanos podemos protagonizar las peores crueldades. En aquella guerra o revolución, cada uno la llame como quiera, cada cual combatía en el bando según donde le había pillado el golpe de estado, excepto los responsables, que esos nunca luchan, creo que morir a favor de una u otra causa no atenúa el dolor de los huérfanos. Un saludo

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  7. Te quedó un micro impresionante, donde cobra pleno sentido todo lo que relatas y los elementos están perfectamente encajados. Sí, el horror de esas basílicas, la ficticia y la real que visitaste, ese odio fratricida que denota la locura y lo peor del ser humano. Aquí las heridas siguen muy abiertas aún y la extrema derecha y los defensores del fascismo no aflojan, al contrario.

    Felicidades. Un abrazo.

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  8. Hola, Ana. Leer tu relato me hizo sentir el estado de conmoción de tu protagonista cuando deambula por el interior de la basílica subterranea. A ello ayuda al dotar de fuerza y movimiento a las estatuas con tu descripción inicial. Todo muy vivo.

    Después, al reconocerte en la fotografía ante Cuelgamuros, comprendí el crisol del que partía tu historia. Me alegra que tu abuelo tuviese la fortuna de escapar y ser acogido en tu país natal y poder seguir disfrutando de esa libertad, igualdad y fraternidad que desapareció de España con la victoria del fascismo.

    Muy buen trabajo, me ha gustado. Un abrazo.

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